Privilegios de estar ya en clasificados para octavos de final, Francia afrontará el último duelo de la fase de grupos con la posibilidad de dar reposo a sus titulares, ante una Dinamarca que necesita al menos empatar para seguir en la competición.
Mientras que los galos solo se juegan acabar primeros, los daneses no tienen asegurado el pase a octavos. El empate les vale a ambos para lograr sus objetivos e incluso una derrota puede servir a los escandinavos para mantener el segundo puesto del grupo si en el otro partido Australia no vence a Perú.
Por eso, el duelo que se celebrará en el Luzhniki de Moscú, el cuarto que albergará el futuro escenario de la final, el mayor estadio del Mundial, aparece algo descafeinado y, a falta de mayor compromiso deportivo, puede servir para comprobar cómo lo afrontan los equipos.
En el caso de Francia la apuesta es clara. El seleccionador, Didier Deschamps, atisba cómodo el futuro y lo prevé largo, por lo que empieza ya a hacer una gestión de sus efectivos destinado a que lleguen en las mejores condiciones físicas a la recta final.
Fiel a sus costumbres, el técnico francés rotará en el tercer duelo de la fase de grupos y se esperan hasta seis cambios con respecto al once de salida en el pasado duelo contra Perú.
Otra indicación es que los únicos supervivientes de aquella alineación sean los defensas Raphael Varane y Lucas Hernandez, el centrocampista N'Golo Kanté y los atacantes Antoine Griezmann y Olivier Giroud.
¿Les otorga eso el papel de imprescindibles? Al menos a cuatro de ellos todo apunta a que sí, mientras que en el caso de Giroud, cada vez más.
Tercera lección: hay un grupo de jugadores con opciones de convencer al técnico de que merecen minutos en el Mundial.
Entre ellos destaca el caso del barcelonista Ousmane Dembelé, que será titular por segunda vez, aunque en un contexto muy diferente. Si en el primer partido contra Australia fue una apuesta por un tridente muy ofensivo junto a Griezmann y Kylian Mbappé, el joven atacante parece ahora que se encuentra frente a una segunda oportunidad, esta vez por la banda derecha.
Muy distinto será el caso del sevillista Steven Nzonzi, que debe mostrar su capacidad de aportar algo diferente al eje del centro del campo, junto a Kanté, mientras que el nuevo jugador del Atlético de Madrid Thomas Lemar se encuentra ante la ocasión de su vida para sacar la cabeza en el grupo francés.
En el caso de la defensa, Deschamps quiere probar a Djibrill Sidibé en el carril derecho, mientras que la entrada de Presnel Kimpembe en el eje de la zaga responde a los problemas físicos que atraviesa Samuel Umtiti.
Las cosas no aparecen tan plácidas en el campo danés. En liza por superar la fase de grupos por cuarta vez, la primera en 16 años, los hombres del noruego Age Hareide no se pueden relajar para depender de sí mismos.
Temen la rabia de los franceses, tras unas palabras del técnico antes del inicio de la competición en las que afirmaba que Francia no formaba parte de los favoritos, un comentario que recuerdan bien los "bleus", algunos de los cuales no han dudado en asegurar que le demostrarán lo contrario sobre el terreno.
Temeroso de enrabietarlos, Hareide ha matizado su declaración asegurando que fue sacada de contexto.
En lo deportivo, cuenta con toda su plantilla, con excepción de William Kvist, lesionado en el debut contra Perú y que se perderá el resto de la competición.
El técnico noruego duda entre situar en uno de los carriles a Martin Braithwaite.