Moscú, 26 jun .- El peligro de Rusia se resume en un tridente: Golovín, Chéryshev y Dzyuba. El primero cubre todo el campo, el segundo es un puñal por la izquierda y el tercero es un típico jugador de área de 1,90. Entre los tres han marcado seis de los ocho goles de su equipo en la primera fase.
La clave del libreto del seleccionador ruso, Stanislav Cherchésov, son las transiciones rápidas. Para ello cuenta con dos medioscentros de gran potencia y dos laterales muy ofensivos.
El despliegue físico es uno de los puntos fuertes de Rusia. En las dos primeras jornadas tres jugadores rusos -Golovin, Samédov y Gazinski- encabezaron la lista de kilómetros recorridos por partido. Algo tendrá que ver su preparador físico, el español Paulino Granero.
El punto débil es la defensa, ya que Ignashévich, aunque llegó a ser uno de los mejores centrales del continente, está a punto de cumplir 39 años, y su pareja de baile, Kutépov, es muy inestable.
Rusia es muy diferente al equipo al que se enfrentó España en noviembre de 2017 en San Petersburgo (3-3), encuentro en el que Smólov marcó dos golazos y Ramos convirtió dos penaltis.
Sólo un jugador que disputó aquel partido tiene posibilidades de repetir en el once titular: el incombustible Zhirkov, que ya se enfrentó a España en las semifinales de la Eurocopa de 2008.
Entre las lesiones -Vasin y Dzhikiya-, el golpe de timón táctico que ha dado Cherchésov en los últimos meses, Rusia es un animal completamente diferente y mucho más peligroso.
Para empezar ya no juega con tres centrales, aunque ha introducido más músculo en el centro del campo con Gazinski, autor del primer gol del Mundial ante Arabia Saudí, y Zobnin, el auténtico pulmón del equipo.
Pese a que no siempre ha dado la talla en los grandes torneos, Akinféev es indiscutible en la portería. Zhirkov, uno de los 'niños mimados' de Cherchésov, es fijo por la izquierda, y el brasileño nacionalizado ruso Mario Fernandes es la primera opción por la derecha, más aún tras la expulsión de Smólnikov.
El veterano Samédov, que juega de interior derecho, es un futbolista fino, encargado de lanzar los golpes francos, pero su actual labor en la selección es más oscura que en el Spartak.
La brújula de Rusia es Alexandr Golovín, una de las grandes revelaciones en lo que va de Mundial, torneo que le ha convertido de la noche a la mañana en uno de los futbolistas más prometedores y más pretendidos del continente.
Su importancia en el equipo se vio ante Uruguay. Cherchésov le reservó, ya que tenía una tarjeta y podía perderse los octavos de final, y el equipo con Alexéi Miranchuk al mando perdió el rumbo.
Golovín es lo que se llama en Rusia un jugador "universal". Ataca y defiende, roba y asiste, pelea y marca. El jugador del CSKA puede jugar en todas las posiciones y además tiene un magnífico disparo desde fuera del área con ambas piernas.
Aunque la gran sorpresa de Rusia ha sido Denís Chéryshev, que hasta marzo pasado había estado dos años sin ser convocado por su selección. La clave ha sido que las lesiones le han respetado en los últimos meses por vez primera en mucho tiempo.
El español Paulino Granero, preparador físico del conjunto ruso, comentó recientemente a Efe que el jugador del Villarreal se encuentra en un estado de forma "excelente".
Su titularidad desde la lesión en el primer partido de Dzagóev ha sido el gran acierto de Cherchésov, ya que el jugador le ha respondido con tres goles. Ya nadie duda de que Chéryshev debe salir de inicio ante España, donde podría encontrarse a antiguos compañeros de la cantera del Real Madrid como Carvajal o Nacho.
Mención aparte merece Artiom Dzyuba. Descartado por el seleccionador por su indisciplina y marginado por Roberto Mancini en el Zenit, su futuro en la selección parecía muy negro.
Pero optó por irse cedido en invierno al modesto Arsenal y se ganó a base de goles su convocatoria. La baja forma de la estrella del equipo, Fiódor Smólov, le entregó la titularidad y no ha decepcionado.
Es un buen rematador de cabeza y no está exento de técnica, aunque su mejor cualidad es su corpulencia y su capacidad de proteger el balón a la espera de la llegada de la segunda línea. En resumen, una amenaza para Ramos y Piqué.
Pero el mayor logro de Cherchésov es haber clasificado a Rusia para los octavos de final por vez primera en su historia. Mostovói y Karpin lideraron una gran generación postsoviética, pero nunca superaron la primera fase de una Copa Mundial.