Kazñab (Rusia), 30 jun .- 30 de junio de 1998, Estadio Geoffroy-Guichard (Saint-Étienne), octavos de final del Mundial de Francia entre Inglaterra y Argentina, minuto 16: David Beckham pone el balón en profundidad para Owen, que controla con la espuela, se quita de encima a Chamot, rompe a Ayala en la carrera y bate con un derechazo a Roa en la salida.
Esta fue la carta de presentación de Michael Owen, un joven delantero inglés de sólo 18 años y 198 días, en la Copa del Mundo de Francia 1998. Su gol antológico, uno de los más bonitos en la historia de los mundiales, puso por delante a Inglaterra en la eliminatoria contra Argentina, aunque fue finalmente la Albiceleste la que, en los penaltis, se acabó llevando el billete para cuartos de final.
Nacido en 1979 en Chester, una ciudad a pocos kilómetros de la frontera con Gales, Owen sabía desde muy pequeñito que quería ser futbolista. Hijo de un jugador de cierto nivel del Everton, el pequeño Michael acabó brillando en el equipo rival de la ciudad, el Liverpool.
Debutó con el primer equipo de los 'Reds' en mayo de 1997, aunque se dio a conocer un año después: 23 goles de todos los colores y formas con la mayoría de edad recién cumplida que le valieron para ser incluido por Glenn Hoddle en la convocatoria de Inglaterra para el Mundial de Francia.
Sólo Paul Scholes, Sol Campbell, Gary Neville, Beckham, Rio Ferdinand y el propio Owen bajaban de los 25 años en un equipo con veteranos de la talla de David Seaman, Teddy Sheringham, Martin Keown, Tony Adams, Les Ferdinand, Paul Merson o Graeme Le Saux y futbolistas consagrados como Alan Shearer, Steve McManaman o Gareth Southgate.
El seleccionador apostó de inicio por Sheringham como pareja de Shearer, pero acabó rendido ante Owen. Tras ser suplente de inicio ante Túnez y Rumanía -con gol incluido-, fue titular en el último partido de la fase de grupos contra Colombia y en los octavos ante Argentina, partido en el que se consagró como estrella mundial al provocar un penalti y marcar el tanto antológico antes mencionado.
Fue nombrado mejor futbolista joven de esa Copa del Mundo. Y ahí arrancó una carrera que apuntaba a meteórica y que culminó en 2001 con el Balón de Oro, un premio no exento de polémica y ganado tras imponerse a Raúl González y Oliver Kahn.
El año que conquistó el famoso 'Ballon d'Or' levantó la Copa de la UEFA, la FA Cup y la Copa de la Liga, y la temporada siguiente se quedó a las puertas de la Premier League, aunque ganó la Community Shield y la Supercopa de Europa, finales en las que, como era de esperar, vio portería.
Las dos campañas sucesivas, con poco brillo en lo colectivo y en lo individual, pusieron fin a su estadía en Anfield. Recibió una oferta irrechazable del Real Madrid y puso rumbo al Santiago Bernabéu por 12 millones de euros.
Tocó techo en Anfield y llegó, con el dorsal '11' a la espalda, al famoso Real Madrid de los 'Galácticos', con Raúl, Beckham, Zinedine Zidane, Luis Figo y Roberto Carlos. Apenas tuvo continuidad en su única campaña en la capital española y fue utilizado, sobre todo, como revulsivo. No obstante, pese a las pocas oportunidades, acabó la temporada con un meritorio balance de 16 goles.
El fichaje de dos brasileños de renombre como Robinho y Julio Baptista le cerró las puertas de la titularidad, por lo que regresó a la Premier League, su hábitat natural. El Newcastle pagó 16,8 millones de libras por sus servicios -todavía es el refuerzo más caro en la historia de las 'Urracas'- y Owen firmó un contrato con el equipo de St James' Park por cuatro temporadas.
Aunque las lesiones le quitaron continuidad y protagonismo, no le impidieron recalar, cuando terminó su contrato, en el Manchester United de Alex Ferguson, que le ofreció el dorsal número '7', libre tras la marcha de Cristiano Ronaldo.
En Old Trafford también fue utilizado como revulsivo, y sus tres años en Manchester le sirvieron para engordar su palmarés, con un título de la Premier League, una Copa de la Liga y una Community Shield.
Dio sus últimos coletazos en el fútbol profesional en las filas del Stoke City, en una temporada, la 2012/2013, en la que las lesiones, una constante en sus últimos años de carrera, volvieron a robarle protagonismo.
No se ha alejado del fútbol. Ejerce de comentarista en varias cadenas británicas y dedica gran parte de su tiempo a su otra gran pasión: los caballos de carreras.
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