La selección de Japón se ganó el respeto futbolístico en el césped del Rostov Arena al tener al borde del k.o. a la poderosa Bélgica, pero también se ganó el corazón y el cariño de todo el mundo por su pulcra y modélica despedida al dejar como una patena el vestuario.
Pese a la tremenda decepción por dejar escapar dos goles de ventaja en el segundo tiempo y caer en la última jugada, la delegación nipona se marchó por la puerta grande demostrando una exquisita educación.
El recinto donde los jugadores se cambiaron y vistieron quedó impoluto, limpio como si no hubiera habido nadie y con un mensaje de 'gracias', muy alejado a lo que normalmente ocurre con el resto de equipos de cualquier categoría.
Este Mundial de Rusia 2018 pasará a la historia, como es habitual, por numerosas imágenes. Una de ellas será la del vestuario del Rostov Arena. Japón, también, se caracterizó por el "Juego Limpio", que le permitió pasar a octavos gracias a que recibió menos tarjetas que Senegal.
Pero no se puede olvidar que también su afición se ha mostrado modélica y plena de educación cívica. En el Rostov Arena, como en los tres anteriores escenarios en los que ha jugado el equipo asiático, los seguidores recogieron en bolsas todos los desperdicios acumulados durante el partido y dejaron las gradas también limpias.
No fueron, no obstante, los únicos, puesto que también los seguidores de Senegal fueron grabados limpiando las gradas tras los partidos de su selección.