Luis Miguel Pascual
Moscú, 3 jul .- A Francia no se le dan bien los equipo bien armados en defensa y por eso derribar el muro uruguayo se ha convertido en una obsesión en la concentración que dirige Didier Deschamps, que tampoco se olvida de enjugar el peligro que representan Luis Suárez y Edinson Cavani.
La "celeste" ha encajado solo un gol en los siete últimos partidos, precisamente en los octavos de final contra Portugal, lo que obsesiona en el cuartel general de Francia.
Uruguay no es un rival cualquiera para los "bleus", que en los últimos cinco duelos contra ellos se han estrellado contra la defensa ordenada de los "charrúa", a los que no han marcado.
Particular recuerdo amargo el 0-0 que vivieron en el Mundial de 2002 en el segundo partido de la fase de grupos, que certificó la eliminación de Francia, que había perdido el partido inaugural contra Senegal y que acabó sin poder defender el título conseguido cuatro años antes en su país.
Desde que el cruce indicó que el rival de Francia para volver a las semifinales de un Mundial doce años más tarde eran los de Óscar Tavárez, jugadores y técnicos se han dedicado a alabar la solidez del bloque uruguayo.
Si alguien lo conoce de forma especial es Antoine Griezmann, que convive en el Atlético de Madrid con sus dos centrales, José María Giménez y Diego Godín, su amigo del alma en la capital española, el hombre que le convenció de recalar en el Manzanares en 2014 y que este verano volvió a persuadirle de quedarse en el Metropolitano.
"Estoy seguro de que nos va a contar detalles de ese equipo que pueden servirnos", explicaba hace unos días Florian Thauvin.
El propio Griezmann comenzó a desmenuzar el juego uruguayo en una rueda de prensa en la que lo comparó con el que hace el Atlético de Madrid y auguró "un partido cerrado" y un fútbol "agobiante y aburrido".
Las únicas grietas que se han identificado en el juego de defensa del equipo de Tavárez están en el juego a balón parado, pero también en cierta lentitud de sus defensores, lo que, bien interpretado, piensan en Francia, puede dar oportunidades a sus veloces atacantes, en particular a Kylian Mbappé, en plena confianza tras el gran partido contra Argentina en octavos.
Pero si atacar a la defensa uruguaya es una obsesión para Deschamps, no lo es menos cuidar la suya propia, ante la amenaza que suponen sus dos puntas.
La duda de Cavani, que sufre problemas físicos y cuya presencia el próximo viernes en el césped del estadio de Nizhny no está asegurada, no rebaja el nivel de alerta, porque como ya advirtió Griezmann, su sustituto, con toda seguridad Cristian Stuani, "otro atacante pegajoso que va a defender muchísimo".
El jugador del Girona, que haría pareja ofensiva con Suárez, no tiene el mismo prestigio que el "matador" del París Saint-Germain, pero la defensa francesa ha dado algún signo de debilidad desde su llegada a Rusia, con cuatro goles encajados, tres de ellos frente a Argentina en la ronda anterior.
Especial preocupación genera el caso de Samuel Umtiti, cuyo estado físico le mantiene entre algodones, pese a que ha sido titular en tres de los cuatro partidos.
Ante su compañero barcelonista Luis Suárez tendrá que elevar el nivel, tras haberlo hecho ya para contrarrestar a otro colega de vestuario, el argentino Lionel Messi.
En cuanto al otro componente del centro de la zaga, el madridista Raphael Varane, también arrastra algún problema físico y, aunque su presencia en el once del viernes no ofrece dudas, se ha perdido algún entrenamiento con sus compañeros.