Jorge Peris
Kazán (Rusia), 6 jul .- Miles de aficionados brasileños tiñeron este viernes de 'verdeamarelo', los colores verde y amarillo de la bandera de Brasil, las calles del centro de Kazán, donde la 'canarinha' se enfrenta a Bélgica en los cuartos de final de la Copa del Mundo de Rusia 2018.
La tranquila capital de la región de Tartaristán, a unos 815 kilómetros de Moscú, que hoy, con la disputa del choque entre Brasil y Bélgica echa el cierre mundialista, amaneció al son de la salsa, la batucada y los ritmos brasileños.
Los más madrugadores llegaron a la ciudad en los días previos, pero muchos de ellos se plantaron en Kazán a primera hora de la mañana de hoy, en uno de los muchos trenes gratuitos que ha dispuesto la organización del Mundial para los aficionados.
Así, desde bien temprano los hinchas del pentacampeón del mundo, bandera al cuello, vuvuzela en mano y luciendo con orgullo la camiseta amarilla, cantaron, bailaron, se fotografiaron en algunos de los lugares más característicos de la ciudad y compartieron con sus colegas belgas en un ambiente distendido y alegre.
"Queremos quitarnos en Rusia el mal sabor del Mundial de hace cuatro años en casa", confiesa a EFE Vitor Serta, seguidor de la 'canarinha', ataviado con una camiseta 'retro' de la selección con el nombre de Romario.
"He estado en todos los partidos de Brasil en el torneo y no pienso que Kazán vaya a ser nuestra última parada. Bélgica es un rival complicado, pero Tite ha hecho un equipo sólido y confío en que lleguemos lejos. ¿Ganar el título? No lo sé, todavía queda mucho, pero tengo confianza", agrega el hincha, que llegó a Kazán procedente de Moscú en uno de los trenes más madrugadores.
De Rostov a Kazán, pasando por San Petersburgo, Moscú y Samara. La capital tártara es la antepenúltima sede en Rusia del conjunto de Tite, que se ha marcado como objetivo levantar su sexto entorchado el próximo 15 de julio en el estadio Luzhniki de Moscú.
Para ello todavía quedan dos paradas: la primera este viernes en Kazán. Enfrente estará una selección de Bélgica que le pondrá las cosas difíciles y que aspira a seguir haciendo historia en Rusia. De superar a los 'Diablos Rojos', la siguiente parada sería en San Petersburgo contra Francia, verdugo hoy de Uruguay (2-0).
Los aficionados brasileños, que no olvidan el rapapolvo de hace cuatro años en casa ante Alemania (1-7), saben que el camino es largo y que no se puede pensar más allá del partido de hoy.
"¿Quién es el que dice eso de 'partido a partido? Es el 'Cholo' Simeone, el entrenador del Atlético, ¿no? Pues eso, nosotros vamos partido a partido. Recuerdo muy bien lo que sucedió en 2014; allí todo el mundo nos veía en la final y mira lo que sucedió", asegura con cierto pesar Vitor Wen, otro 'torcedor' con la cara pintada de verde y amarillo y una camiseta con el nombre de Neymar a la espalda.
De momento, los aficionados brasileños aprovechan el sol y el calor de Kazán en las horas previas al duelo. En las peatonales calles del centro consumen litros de cerveza y comparten canciones, abrazos y cánticos al son de la cuica y el timbal con sus colegas europeos esperando que la 'canarinha' selle el paso a semifinales de la Copa del Mundo.