Uruguay y Francia se medían en los cuartos de final del Mundial de Rusia este viernes. La selección charrúa llegaba a la cita contando todos sus partidos por victoria y tan sólo habiendo encajado dos goles en todo el campeonato. Mucha parte de culpa de ese mérito era de su guardameta, Fernando Muslera, que hasta la fecha estaba realizando un sensacional torneo, con grandes y decisivas intervenciones.
Sin embargo, al meta del Galatasaray le tocó vivir este viernes la cara más amarga del fútbol, un garrafal fallo suyo condicionó a su equipo y diluyó todas las opciones de remontada de su equipo. Griezmann probó suerte desde el balcón del área con un disparo parable, pero Muslera puso las manos muy blandas y el balón se introdujo en la portería uruguaya.
No fue un simple error, hay una trágica historia detrás de dicha equivocación que pudo condicionar en demasía al meta charrúa. Tal y como ha informado el periodista Fernando Schwartz, hace tan sólo cuatro días Muslera perdió a su tío tras un accidente de tráfico. Por si fuera poco, dos días más tarde su abuela también fallecía. Dos desafortunados hechos que, evidentemente, cobran más importancia que un simple fallo en un Mundial porque, a veces, el fútbol es secundario.