Suecia e Inglaterra se veían las caras en los cuartos de final del Mundial de Rusia. Un billete para las 'semis' del torneo de los torneos era suficiente premio para dejarse la vida sobre el terreno de juego. La gran revelación del campeonato se medía a todo un campeón del Mundo liderado por el pichichi de la competición, el 'killer' Harry Kane. Un guión de película para hacer las delicias de los espectadores que abarrotaron el Samara Arena.
Ambos seleccionadores apostaron por sus onces de garantías, el que le había metido entre los ocho mejores países del torneo. Southgate puso en liza la alineación que ya se saben de memoria todos los hooligans ingleses, mientras que el héroe nacional, Janne Andersson, recuperó para la cita al veterano Sebastian Larsson, que volvió a la medular sueca tras perderse los octavos ante Suiza por sanción.
El partido comenzó según lo previsto, Inglaterra acumulaba la posesión del esférico mientras Suecia se replegaba de manera muy ordenada atrás esperando una contra o una jugada a balón parado para hacer daño. Con el paso de los minutos el conjunto británico se animó y fue llegando con peligro al área de Olsen. Primero avisó Harry Kane con un disparo raso que pasó rozando el palo, sin embargo, a la segunda el aviso se convirtió en ejecución.
Young sacó un córner al corazón del área, donde llegó desde atrás Maguire para conectar un cabezazo que superó al meta escandinavo. Se adelantaban los 'Pross' con la propia medicina sueca, el balón parado. No más lejos de la realidad, los 'Blagult' no cambiaron el guión establecido, los hombres de Andersson continuaron con la conservadora filosofía que le había traído a unos cuartos de final de la copa del Mundo y ni mucho menos arriesgaron en demasía.
Inglaterra pudo poner tierra de por medio al filo del descanso, pero Sterling no resolvió en el mano a mano ante el cancerbero del Copenhague. Con los pupilos de Southgate dominando el juego y acumulando buenas ocasiones los jugadores enfilaron el túnel de vestuarios con todo por decidir.
El segundo tiempo comenzó con una clara oportunidad para el combinado sueco. Un centro al segundo palo encontraba la cabeza de Berg, pero el delantero del Al-Ain se encontró con una espectacular mano de Pickford. Dicen los expertos en la materia que el que perdona lo acaba pagando caro, y del dicho al hecho solo hay un trecho.
Antes de la hora de juego un buen centro de Lingard lo remataba con la testa Dele Alli completamente sólo para superar de nuevo a Olsen. Acto seguido, el meta del Everton volvió a sacar una prodigiosa mano a un disparo a quemarropa de Toivonen. Suecia necesitaba algo más, Andersson decidió quemar sus naves y dio entrada a Guidetti y a Olsson. El delantero del Alavés entró con ganas, en la primera acción sobre el verde cedió para Berg que conectó un disparo que, una vez más, se encontró con la respuesta de un excelso Pickford.
Los minutos pasaron entre la alegría británica en las gradas y en el verde y la decepción, y orgullo al mismo tiempo, escandinavo. Inglaterra estará en unas semifinales del Mundial 28 años después y ya espera rival, Croacia o Rusia cerrarán el cuadro a partir de las 20.00. La otra cara de la moneda es para Suecia, que se va a casa con la cabeza bien alta y habiendo dejado en el dique seco a Holanda en la fase de clasificación de la copa del Mundo, a Italia en la repesca y a Alemania en la liguilla. Es para estar orgullosos.