José Antonio Pascual
Moscú, 11 jul .- Francia se ha metido en la tercera final de una Copa del Mundo de su historia y lo ha hecho con un sentimiento práctico en su máxima expresión y con un concepto de colectivo encomiable.
Dispone Didier Deschamps de una plantilla joven, profunda y de mucha calidad. Pero, lejos de exhibir un fútbol brillante, por lo que más ha destacado en este Mundial de Rusia es por su practicidad y por su eficacia.
Ante Bélgica en la semifinal volvió a dar una nueva demostración de todo ello. Lo había hecho ante Argentina en octavos y ante Uruguay en cuartos. No varió el guión y el resultado no pudo ser mejor: de vuelta a una final.
Didier Deschamps ha sabido convencer a todo el bloque de lo que tenía que hacer para progresar. El técnico capitaneó a los 'bleus' para coronarse por primera y única vez en su historia en Saint Denis.
Este jueves se cumplirán veinte años de aquel histórico día en el que un doblete de Zinedine Zidane y un tanto de Emmanuel Petit tumbaron a la Brasil de Ronaldo Nazario, Cafu, Roberto Carlos, Dunga, Rivaldo o Bebeto.
En este equipo francés reluce principalmente la estrella del joven Kylian Mbappe junto a Antoine Griezmann, pero no se puede olvidar la concentración bajo los palos de Hugo Lloris, protagonista de grandes intervenciones absolutamente determinantes en todo este proceso.
Desde el capitán en la portería hasta el último hombre Francia es un modelo de esfuerzo colectivo. A un hombre como el delantero Olivier Giroud, el más avanzado, fue muy habitual verle defender a los belgas en cualquier parte del campo, incluido en el área propio.
No ha marcado el delantero del Chelsea aún, pero hace un trabajo impagable por el bien del equipo, y desde su posición se inicia la labor defensiva a la que contribuyen también Griezmann y el propio Mbappe.
Griezmann fue el segundo jugador que más distancia recorrió, con 10,9 kilómetros, tan solo superado por Ngolo Kante (11,1 km), el maestro en el equilibrio y en la recuperación. Sus 'escuderos', Blaise Matuidi (9,6) y Paul Pogba (10,1) aportan vigor y despliegue.
Sin duda, el esfuerzo colectivo contribuye en beneficio de una defensa muy arropada y muy seria en la que son indiscutibles sus cuatro componentes, Benjamin Pavard, Raphael Varane, Samuel Umtiti y Lucas Hernández.
Si a esto se le añade que Pavard, Varane y Umtiti han sido determinantes también por sus goles en las eliminatorias directas, el cóctel se traduce en éxito, aunque aún falta el último y decisivo paso para que sea completo.
Deschamps, que dejó en casa un jugador más creativo para la medular como Adrien Rabiot, apostó por un bloque más vigoroso, de potente físico sobre todo en el centro del campo, con la calidad y el vértigo de Griezmann y Mbappe delante para desequilibrar a las defensas rivales y dar prioridad al bloque y a la concentración cuando el balón lo tenga el rival.
Desde su concentración en Istra, en la región de Moscú, a donde regresaron tras el encuentro los 'bleus' aguardan plenos de felicidad e ilusión ya la final del domingo en el estadio Luzhniki, la tercera de la historia y en la que lucharán por su segunda corona veinte años después de haberlo logrado en Saint Denis.