El croata Domagoj Vida vivió un auténtico infierno en el estadio Luzhnikí. Cada vez que tocaba la pelota la afición local le abucheaba. Pero el defensa se sobrepuso, hizo un gran partido y al final pidió perdón a los rusos por su famoso "¡Gloria a Ucrania!".
"Ha sido una situación incómoda para mí. Sé que cometí un error. Y quiero aprovechar para pedir perdón al pueblo ruso", comentó a Efe al final del partido.
Vida ya se había disculpado públicamente, pero su polémico comentario después de eliminar a Rusia en los cuartos de final no podía pasar por alto. Los hinchas rusos le estaban esperando con el cuchillo entre los dientes.
La primera media hora el gladiador croata pudo combatir en la arena del coliseo moscovita sin presión, pero el resto del partido fue objeto de un escarnio público general, con la excepción, claro está, del fondo donde estaban los aficionados balcánicos.
Incluso cuando despejaba un balón, los resentidos aficionados silbaban al jugador que militó en el Dinamo Kiev, motivo por el que los ucranianos le apoyan desde la distancia, más aún después de apear al equipo anfitrión.
Poco importó. Vida demostró que está hecho de una pasta especial. Evidentemente, se equivocó al grabar el vídeo que desató uno de los mayores escándalos del torneo -ya nadie se acuerda de los águilas de los kosovares Shaquiri y Xhaka-, pero los abucheos ni le inmutaron.
No cometió ni un solo error durante los 120 minutos de partido. Estuvo impecable al corte y hasta pareció que jugaba en casa. Como si los silbidos no le irritaran, sino que le hicieran aún más fuerte.
En los cuartos contra los rusos ya demostró que es un defensa con carácter. Marcó el gol croata en la prórroga y tiró uno de los penaltis en la tanda decisiva, ya que, debido a los cambios, a su equipo se le acabaron los lanzadores.
Durante dos días la prensa rusa no dejó hablar de Domagoj, al que llegaron a calificar de "fascista" y "nazi". Hasta la portada del principal diario deportivo ruso, "Sport Express", estaba dedicada a su persona con el titular "¡Gloria a Croacia!"
El comité organizador respiró en su momento aliviado cuando Ucrania no logró clasificarse para el torneo, ya que fue dejada en la cuneta por Croacia e Islandia. Pero la herida del antagonismo entre rusos y ucranianos volvió a supurar por culpa de Vida.
Si Croacia hubiera sido eliminada por Inglaterra, Vida hubiera sido a buen seguro señalado por la prensa de su país como uno de los culpables de la derrota por haber puesto a la afición rusa en contra del equipo.
De hecho, así fue. Inglaterra, cuyo Gobierno y familia real han boicoteado la Copa del Mundo por las diferencias con el Kremlin, parecía que jugaba en casa.
Vida intentó enmendar el entuerto. Desde su famoso exabrupto anda con pies de plomo y se comporta como un futbolista ejemplar. A buen seguro, el presidente de la federación croata, el legendario Davor Súker, le dio un buen tirón de orejas.
Croacia estaba a punto de hacer historia y no iba a tirar por la borda 20 años de espera desde las semifinales del Mundial de Francia por una declaración a destiempo.
En ese sentido, Vida aseguró ayer que "no habrá más vídeos" y que respeta tanto a los rusos como a los serbios, a los que también indignó con otro incendiario vídeo.
"Hemos jugado tres prórrogas seguidas, pero no estamos cansados. Tenemos un corazón tan grande como de grande es Rusia", dijo Vida en el túnel de vestuarios en un claro guiño a la afición local.
De cara a la final, pronosticó que será un partido "muy duro", pero subrayó que el equipo "dará todo lo que lleva dentro por el pueblo croata".
"Podemos ganar el Mundial", subrayó.
No sabemos lo que ocurrirá en la final. Si los aficionados locales le perdonarán la vida a Domogaj o seguirán persiguiéndole cada vez que toque la pelota.
"Vida se disculpó ante Rusia. ¿Y usted le ha perdonado?", pregunta hoy el "Sport Express" en su página web.
La encuesta virtual dice a todas luces que los rusos no son rencorosos. Por el momento, un 46 por ciento le perdona y un 25 por ciento no. Mientras, el resto de sondeados asegura que no hay nada que perdonar.
Pero da la impresión que, pase lo que pase, el central croata tiene la piel muy gruesa. El infierno no es más que un purgatorio para Vida y los abucheos no le impedirán dar una alegría a su país y, de paso, a sus amigos ucranianos.