En la gran fiesta del fútbol tienen sitio todos, desde la India hasta Canadá, desde seguidores del hockey sobre hielo al rugby y sobre todo aficionados de selecciones que se fueron perdiendo por el camino en un Mundial que concluye hoy, en Moscú, con la final entre Francia y Croacia.
Grupos de argentinos, con el diez de Messi a la espalda, colombianos, réplica de la copa del mundo en mano, mexicanos, inconfundibles con sus sombreros mexicanos, incluso algún seguidor del defensa español Sergio Ramos envuelto entre croatas.
La final del Mundial ha impactado en Croacia, país que se ve ante una oportunidad única en el mundo. En el estadio Luzhniki de Moscú apuntan a mayoría en la grada a tenor de la masa de camisetas a cuadros blancos y rojos que circulan camino del escenario de la final.
Pero los franceses, que pueden hoy levantar su segunda Copa del Mundo, no ven la derrota como una opción. "Los croatas son un buen equipo pero ganará Francia, Mbappé es el factor diferencial" coinciden varios hinchas galos en los aledaños.
"Vamos ganar 3-0 aunque no será fácil, pero en cuanto hagamos el primero caerán los demás goles. A este nivel será decisivo el cansancio de los croatas por las tres prórrogas que han disputado" comentaron los franceses 'atrapados' entre aficionados croatas.
Mbappé y Griezmann, por ser rápidos, son los jugadores en los que más confían en el bando francés sobre todo jugando a la espalda de la defensa croata.
Por su parte, los croatas confían en cambiar el guion de la semifinal del Mundial de 1998: "No será igual que hace 20 años, entonces vi el partido por televisión, esta vez ganaremos", comentaron croatas en el metro camino del estadio.
Abundan las camisetas de Ivan Rakitic y Luka Modric, pero también las de Davor Suker, actual presidente de la Federación Croata de Fútbol y líder de la generación de 1998, la que obtuvo un tercer puesto que, hasta este domingo, era la mejor clasificación croata de la historia.