Argentina está viviendo unas horas de fervor futbolero, como corresponde a toda una final de la Copa del Mundo. Con dos a cero en el descanso, los de Scaloni han jugado una primera parte muy buena, anulando casi por completo a una Francia que apenas ha tenido ocasiones. En el barrio de Sevilla Este se han juntado cientos de argentinos para vivir la final como si estuvieran en Buenos Aires, Mar del Plata o Rosario. Los nervios se han visto en cada gesto y en cada jugada. Lágrimas y hasta algún hincha disfrazado del Papa Francisco.
Uno de los momentos más tensos y de éxtasis al mismo tiempo ha sido el penalti cometido por Dembelé sobre Di María. Los hinchas argentinos han saltado de sus asientos pidiendo la pena máxima que, después, ha transformado Leo Messi para hacer el primero de la albiceleste. Un gol al que sucedería un segundo tanto del propio Di María para mandar 2-0 el partido al descanso.