La vida de Abdul, un joven llegado desde Burkina Faso, cambió radicalmente gracias al fútbol y al apoyo de su equipo, el Andalucía Este, un humilde club en Sevilla. Su historia, llena de esfuerzo y gratitud, se ha convertido en un emotivo ejemplo de solidaridad y compañerismo.
Abdul llegó a Sevilla dejando atrás a su familia en Burkina Faso, a miles de kilómetros de distancia. En el Andalucía Este, no solo encontró un equipo donde demostrar su talento futbolístico, sino también una nueva familia que lo acogió con los brazos abiertos.
Por Navidad, sus compañeros y entrenadores decidieron sorprenderlo con un gesto que simboliza el espíritu de unidad del equipo. Reunieron dinero entre todos y le compraron regalos prácticos como unas botas nuevas, una sudadera y un cortaviento, artículos esenciales para que Abdul pudiera entrenar y jugar con mayor comodidad. “El día anterior llovió y no tenía nada para ponerse”, explicaron los compañeros.
La reacción de Abdul fue pura emoción. “Estoy muy contento, sí, les agradezco mucho”, expresó con una gran sonrisa mientras mostraba sus nuevas botas, ya estrenadas en el campo. Sus compañeros destacan su humildad y actitud trabajadora, calificándolo como “un chico súper humilde, súper trabajador, y el mejor compañero que podríamos tener”.
Además de ser una gran persona, Abdul también brilla en el terreno de juego. Sus compañeros y entrenadores lo definen como “espectacular” en lo futbolístico. “Es un poco la estrella del equipo”, confesaron entre risas.
Aunque el gesto navideño fue sencillo, representó algo mucho más profundo. Para Abdul, esas botas no solo mejoraron sus entrenamientos, sino que reafirmaron que el fútbol le ha dado algo invaluable: una familia lejos de casa. “Nosotros somos tu familia”, le dijeron sus compañeros, dejando claro que, aunque esté lejos de Burkina Faso, nunca estará solo.