El Wrexham United, el equipo que preside Ryan Reynolds, se ha convertido en uno de los equipos más odiados del fútbol inglés. No porque sea el 'juguete' del actor que encarna a Deadpool, si no porque en sus filas cuenta con James McClean, que se ha convertido en el futbolista más odiado por los hinchas ingleses.
Hasta el punto de que, tal y como informa el Daily Mirror, la FA ha tomado la decisión de que pueda abandonar el terreno de juego por el camino más corto a los vestuarios para tratar de evitar conflictos con los hinchas.
A través de una carta remitida a los clubs se les insta a tomar esta decisión con el objetivo de "prevenir insultos racistas y religiosos". Y es que en un partido contra el Birmingham, los hinchas de este equipo le tiraron objetos cuando se disponía a lanzar un saque de esquina. Incluso le lanzaron un tarro de Bovril, un producto de cocina muy popular en Gran Bretaña.
Durante toda su carrera James McClean ha sido un futbolista controvertido. Hasta el punto de que hay quien asegura que podría haber tenido una trayectoria más prolífica si no se hubiera mantenido firme en sus convicciones políticas y sociales.
Pero ha preferido ser fiel a sí mismo y a su lealtad a la República de Irlanda. Desde hace años no porta la 'poppy' o la flor que todos los equipos ingleses portan para rememorar a los soldados caídos en sus guerras. En alguna ocasión ha llevado un brazalete negro con el número 26 en homenaje a los civiles asesinados a manos del ejército británico en Derry -el conocido como 'Bloody Sunday'-
Además, celebró el ascenso a League one del Wrexham instando a la afición a cantar un cántico en el que dice que "odia al puto rey de Inglaterra" y en 2020 se disfrazó de combatiente del IRA.
Pero también es un futbolista comprometido con las causas sociales. Después de conocer que su hija era autista, compartió en su cuenta de Instagram que a él también se lo habían diagnosticado con la intención de que sirviera como concienciación.