Carlos Alberto FernándezLa Coruña, 6 may .- Después de escuchar a Balaídos mofarse de su mala temporada al grito, irónico, de 'Lucas selección', un cántico que también había escuchado en Riazor, Lucas Pérez cazó en el tiempo añadido del derbi gallego un balón en el área y con un zurdazo equilibró el partido, se dio una de las pocas alegrías del año y lo celebró con un gesto polémico.
Lucas no ha cumplido las expectativas en su regreso al Deportivo cedido por el Arsenal inglés, el club al que había sido traspasado por la entidad coruñesa por 20 millones de euros en 2016.
Desde su regreso a casa en las últimas horas del mercado de fichajes estival tras muchas semanas de batalla para volver a vestir la camiseta blanquiazul, el '7', que tenía el dorsal reservado a pesar de que su fichaje tardó mucho en concretarse, se convirtió en el referente de la plantilla, motor de una temporada que iba a ser ilusionante y que fue decepcionante.
Lucas volvía para ganarse una plaza en la lista de Julen Lopetegui para el Mundial de Rusia y contribuir a que el Deportivo diera un salto de calidad, olvidara el sufrimiento de años anteriores y se situara en la zona media de la clasificación, más cerca de Europa que del descenso. Nada más lejos de la realidad.
El equipo perdió la categoría a tres jornadas para el final y Lucas apenas aportó ocho goles en Liga y uno en Copa del Rey, tres de ellos de penalti.
No ha sido el año del futbolista ni del Deportivo y, tras confirmarse el descenso ante el Barcelona (2-4), él y su equipo afrontaron un descafeinado derbi gallego con el Celta de Vigo en el que solo había en juego una mínima dosis de dignidad y orgullo.
El equipo coruñés escuchó los vaciles de la afición rival, el 'a Segunda, oe' y los irónicos 'sí, se puede', 'Luisinho balón de oro' o 'Lucas selección' en un derbi con poco fútbol y escasa emoción que el Celta iba a ganar hasta que el '7' del Dépor recibió una dejada de Andone a los 91 minutos y batió a Sergio para igualar el encuentro y salvar la honra.
En ese ambiente en contra, con ese gol que dejaba al Celta muy lejos de las posiciones europeas y tras haber visto a Balaídos hacer la ola, Lucas corrió a celebrarlo al córner, estiró tres dedos de cada mano y juntó los pulgares y los índices para formar dos ceros mientras Luisinho mandaba callar a la grada del Celta llevándose el índice a los labios.
¿Qué quería decir Lucas? No se ha pronunciado todavía el delantero del Deportivo, de hecho, desde que se consumó el descenso solo tres jugadores han comparecido ante los medios de comunicación (Adrián, Borges y Borja Valle), pero parece evidente que el gesto solo tiene una interpretación: recordarle al celtismo la diferencia de títulos entre uno y otro equipo.
Porque el Deportivo, que ha estado seis años menos en Primera División y que en esta temporada ya no pero la que viene sí perderá su puesto en la clasificación histórica de LaLiga Santander (undécimo) en beneficio del Celta (les separan ocho puntos y los blanquiazules jugarán en Segunda), puede presumir de tener seis títulos oficiales en España por ninguno de los celestes.
Así que antes de que Balaídos volviera a cantar eso de 'A Segunda, oe', Lucas sacó el deportivista que lleva dentro en el campo del eterno rival en una de las pocas alegrías que ha podido darse en un nefasto año individual y colectivo.