David Ramiro
Madrid, 18 mar .- Miguel Ángel Sánchez Muñoz, 'Míchel', ha dejado de ser entrenador del Rayo Vallecano a consecuencia de los malos resultados, pero deja el banquillo con el cariño unánime de toda una afición que lo idolatra y no duda de sus sentimientos por el club de su barrio.
Míchel y el Rayo siempre han estado unidos y siempre lo estarán. Aquel niño que entró de pequeño en el club de Vallecas ha cumplido todos los sueños con la franja roja atravesando su corazón.
Tras cumplir etapas como jugador en las distintas categorías del Rayo, Míchel llegó al primer equipo, disputó 425 partidos oficiales y se retiró en 2012 en la máxima categoría. Desde entonces trabajó en el club hasta que el 21 de febrero de 2017 acudió al rescate del equipo de sus amores como entrenador.
En su primera temporada salvó al equipo del descenso a Segunda B y en la segunda logró un histórico ascenso a Primera como campeón de la categoría.
Con el Rayo ha cumplido esta temporada otro sueño, el de ser entrenador de Primera. Su aventura ha durado 28 jornadas en las que ha dirigido al equipo de sus amores en estadios como el Santiago Bernabéu, el Wanda Metropolitano o el Camp Nou, aunque, sin duda, como siempre recalca, el campo más especial es el de Vallecas.
Sobre el césped de Vallecas ha reído, ha disfrutado, ha llorado y también se ha emocionado. La última vez quizá fue cuando, tras el partido con el Getafe, la afición le pidió que se acercara al fondo para escuchar unas palabras.
Un portavoz de la afición, con el altavoz en la mano, lo dejó claro: "Esta grada está sobre todo con Míchel para demostrarle que este es su barrio, donde ha crecido, que esta es su gente y no le vamos a abandonar nunca. Contigo siempre".
El Rayo, un club de barrio y con poco presupuesto, ha batallado contra algunos de los mejores equipos del mundo, pero el sufrimiento que se auguraba a principio de temporada ha sido constante y al final los resultados en el fútbol mandan. Míchel lo sabe y por eso siempre ha tenido clara una máxima: "Lo que más quiero es que el Rayo se quede en Primera, con o sin Míchel".
Esa frase la ha repetido más de una vez públicamente y ahora otro entrenador tendrá que buscar ese milagro que, a falta de diez jornadas para acabar el campeonato, se antoja muy complicado.
Míchel seguirá acudiendo al estadio de Vallecas como un aficionado más a animar a los suyos y nadie duda de que siempre estará en el corazón de los aficionados rayistas.
Es parte de la historia del club y es un protagonista destacado de ese selecto grupo de leyendas que lideran los históricos Felines y Potele, respetados y venerados por una hinchada que siempre se ha caracterizado por tener memoria y cuidar a los que considera su familia.
La relación de Míchel con el Rayo no ha sido ni será nunca meramente profesional. Los sentimientos juegan un papel muy importante y en Vallecas nadie duda de que pronto los caminos de ambos se volverán a unir.