David Ramiro
Madrid, 26 abr .- La contundente derrota sufrida en Sevilla acerca al Rayo Vallecano a Segunda, le hunde en la clasificación como colista y, a falta de cuatro jornadas para acabar la temporada, el equipo se aferra a un milagro sin confiar en las cuentas de las posibles combinaciones que le podrían salvar.
El equipo madrileño ha regresado de Sevilla con pie y medio en Segunda y mirando de reojo un derbi frente al Real Madrid que podría condenarle del todo.
Tras el empate de hace dos jornadas con el Huesca, en un partido en el que tenían depositadas muchas esperanzas, el pesimismo se apoderó del entorno del equipo y de la afición y solo cuatro días después ya casi nadie confía en la salvación.
En la misma previa del último partido con el Sevilla, el entrenador Paco Jémez reconoció que cayendo en el Sánchez Pizjuán las opciones de permanencia serían mínimas porque incluso con tres victorias y un empate en las tres últimas jornadas las cuentas podrían no salir.
Ahora el Rayo tiene por delante cuatro partidos de máximo riesgo. Primero contra el Real Madrid en Vallecas, después con el Levante en Valencia, posteriormente de nuevo en casa con el Valladolid y para acabar con el Celta en Vigo. Un calendario complicado y además contra tres rivales que también pelean por la permanencia y venderán caros los puntos.
En contra, además de la situación clasificatoria, juega también el aspecto anímico del vestuario.
"No hay margen de error. Afrontamos lo que queda sin nada que perder y mucho que ganar. Vamos a dar todo de aquí hasta el final. Nos da mucha rabia esta situación, pero ahora más que nunca todos juntos y a luchar hasta el último minuto", dijo en Sevilla uno de los capitanes, Jordi Amat.
Los números no son nada esclarecedores para el Rayo. Es colista, solo ha logrado siete victorias en toda la temporada y con 62 goles es el equipo que más encaja, con una media de casi dos por encuentro.
"La permanencia no es imposible, pero sí está más difícil. Todo es esquivo, pero aún así hay que competir hasta el final. Quiero que seamos respetuosos con el escudo que defendemos y que lo hagamos hasta el final, pase lo que pase", confesó Jémez.
Con 28 puntos, la salvación la ve el Rayo a siete, con los 35 que tiene el Valladolid como decimoséptimo clasificado.
Un año después de celebrar su regreso a Primera, el Rayo empieza a lamentarse por una temporada en la que nada ha salido bien, la ilusión solo duró unas pocas semanas y el túnel oscuro de Segunda comienza a verse demasiado cerca.