Un solitario gol de penalti del argentino Oscar Trejo a los 43 minutos permitió al Rayo Vallecano ganar al RCD Mallorca y lograr un histórico pase a semifinales de la Copa del Rey por segunda vez en su historia, tras el logrado en 1982.
Con la ilusión desbordada después de veinte años sin disfrutar de unos cuartos de final, la afición del Rayo ofreció a su equipo un recibimiento multitudinario, ese de las grandes noches de fútbol con aroma especial, regado con bengalas y miles de banderas al viento en la intersección entre Avenida de la Albufera y la calle Payaso Fofó.
Sobre el césped fue el Rayo el que puso más ímpetu en la primera mitad por llegar al área contraria. El Mallorca, a sabiendas que los primeros minutos serían de asedio local, se dedicó a juntar sus líneas y no perder el orden para no sufrir en exceso.
El conjunto bermellón se dio cuenta que el talón de Aquiles del Rayo estaba en el lateral izquierdo, en el que Fran García fue baja por lesión y jugó Kevin Rodrigues, y volcó su juego por ese costado en sus acciones ofensivas. En la primera, a los 25 minutos, Jaume Costa puso un centro desde la izquierda y Maffeo, entrando a la carrera, remató de cabeza cruzado fuera.
Tras esa acción el partido entró en una especie de letargo del que se despertó a los 43 minutos, cuando Franco Russo cometió una falta dentro del área sobre Álvaro García. El capitán Oscar Trejo cogió el balón y, desde los once metros, no falló su disparo.
En la segunda mitad el Rayo salió con una marcha más que su rival y en su primera llegada pudo marcar el segundo. Iván Balliú puso un centro desde la derecha que remató de cabeza dentro del área pequeña Sergi Guardiola, que se encontró con Sergio Rico, que aguantó bien la posición sobre la línea de gol y de puños desvió el balón.
El siguiente aviso del Rayo fue por medio de Isi Palazón, que realizó una buena jugada individual a los 55 minutos que terminó con un disparo cruzado que se marchó fuera.
El dominio del Rayo hizo reaccionar a Luis García Plaza, que introdujo tres cambios de una tacada en el Mallorca y dio entrada a Salva Sevilla, uno de los veteranos de la plantilla, que saltó al césped con la consigna de dar calma al juego de su equipo y templar los ánimos cada vez más nerviosos de sus compañeros.
Con los cambios el Mallorca mejoró, e incluso tuvo una ocasión para marcar con un cabezazo de Muriqi que se marchó por encima del travesaño, aunque el que siguió dando mayor sensación de peligro fue el Rayo, que acabó estrellando un balón en un poste con un remate de Nteka en el tiempo añadido.