El impacto del extremo chino del Espanyol, Wu Lei, ha sido enorme en el mercado asiático, aunque también en la propia competición española y en el vestuario blanquiazul, donde sus compañeros han reconocido que se han sorprendido de su adaptación al fútbol europeo y al idioma.
Wu Lei ha jugado seis partidos en LaLiga, cuatro de ellos en el once inicial. Ha firmado un gol y ha entregado una asistencia. "Tiene mucha movilidad y es muy vertical. Por eso está aquí, porque creemos que es un gran jugador", afirmó el entrenador, Joan Francesc Ferrer 'Rubi', tras ganar al Rayo Vallecano.
Su llegada fue una incógnita. Wu Lei aterrizaba con la etiqueta del mejor futbolista de China, pero existían dudas sobre su adaptación. También en el propio vestuario perico. "No esperábamos que nos aportara tanto tan pronto", reconoció su compañero Sergi Darder después del encuentro frente al Rayo.
El futbolista, de 27 años y recientemente galardonado con el Balón de Oro chino, nunca ha escondido su deseo de triunfar en Europa. El centrocampista sabe que tiene todo un país pendiente de su rendimiento, algo que le motiva. Quiere ser un pionero y demostrar la calidad de sus compatriotas lejos de sus fronteras.
El jugador se esfuerza por integrarse lo más rápidamente posible al equipo, lo que implica, como pilar clave, aprender el idioma. Wu Lei tiene un traductor, Patrick, que le acompaña en todos los partidos y los entrenamientos en la Ciudad Deportiva Dani Jarque. Además, el extremo está dando clases particulares de castellano.
Wu Lei ha recibido el cariño del vestuario blanquiazul desde el primer momento, algo que agradece constantemente. Es uno más. La química en el terreno de juego es cada vez más evidente con jugadores como Darder, Borja Iglesias o Ferreyra, al que asistió en el último compromiso de Liga.
El extremo chino ha encontrado en el Espanyol una nueva casa, algo que otros fichajes anteriores de la entidad catalana nunca lograron. Uno de los ejemplos más claros es el del japonés Nakamura, cuya llegada en 2009 causó un gran revuelo. El centrocampista nipón estuvo cinco meses y en febrero regresó a Japón.