El Espanyol se ha clasificado para la Liga Europa al finalizar séptimo en LaLiga 2018-19, una presencia continental que no se producía desde hace doce años, en la final de la entonces Copa de la UEFA en Glasgow en 2007 que perdió contra el Sevilla en la tanda de penaltis.
Desde entonces, la entidad catalana ha encadenado proyectos, entrenadores y plantillas distintas, pero sus estímulos han sido muy escasos. Este sábado, con la victoria frente a la Real Sociedad, la afición perica ponía punto final al sopor de más de una década gracias al éxito del cuadro del técnico Joan Francesc Ferrer 'Rubi'.
Sin entender esto, sin conocer la historia reciente ni el contexto de la entidad blanquiazul, es imposible comprender la fiesta vivida tras ganar a la Real: invasión de campo, jugadores llevados en volandas, euforia en el vestuario, el presidente Chen Yansheng botando en el palco y lágrimas de emoción.
La era Chen disfruta de estabilidad deportiva e institucional. El magnate asiático prometió, cuando llegó al club hace tres años y medio, clasificarse para la Champions. La realidad truncó sus planes, pero hoy el Espanyol disfruta de una clasificación continental que permite mirar al futuro con optimismo.
El cuerpo técnico, liderado por Rubi, ha dotado a la plantilla de un estilo de juego propio, protagonista y atractivo. El entrenador catalán, tal como él mismo ha confesado, nunca dudó de las opciones europeas del equipo y mantuvo su apuesta táctica incluso cuando los resultados no acompañaron en absoluto al grupo.
Los futbolistas, por su parte, han demostrado una comunión excelente con Rubi, asimilando su pizarra y su discurso ambicioso y sin complejos como propio. Sin esta química, pelear hasta la última jornada, alejándose de la temida tierra de nadie, hubiera sido mucho más complejo y menos fructífero.
El futuro tiene otro color para el Espanyol. La Liga Europa ilusiona a todos los estamentos, pero también obliga a redoblar esfuerzos para componer y apuntalar una plantilla de garantías. Rubi ya advirtió tras el partido que la estructura deportiva debería ponerse ya manos a la obra.
El cuadro blanquiazul ha cerrado la temporada 2018-19 séptimo y con 53 puntos en su casillero. Esta puntuación, más allá de permitir acceder a la Liga Europa, supone el tercer mejor registro del equipo catalán en este siglo, tras sumar 61 y 56 en las campañas 2004-05 y 2016-17, respectivamente.