Real Betis | 3 | 0 | SD Ponferradina |
Coser y cantar. También valdría este titular para resumir el quinto triunfo en seis partidos de este Betis, que ganó y convenció, pero que pudo lograr una goleada de escándalo a poco que los de arriba hubieran estado mínimamente acertados. Los de Mel salieron decididos a no dar la mínima oportunidad a su rival. Tres ocasiones antes de cumplirse el primer minuto de partido fueron el mejor ejemplo. Un mano a mano polémico de Caffa, un remate en el primer palo de Dorado que no se coló de milagro en la portería de Queco Piña y una volea de Momo desde la frontal del área, hacían presagiar desde muy pronto la tónica que tomaría la tarde. De hecho, la Ponferradina evidenció el porqué de su situación ante un Betis dueño y señor del encuentro. El primer gol se hizo esperar hasta el minuto 22, cuando Emaná se reconcilió con la afición quitando las telarañas de la escuadra del marco rival, tras un pase de Momo. Hasta ese momento los de Mel llevaban contabilizadas cinco ocasiones claras de gol, y el tanto del africano no frenó este dominio abrumador. Salva Sevilla remató el palo el que pudo ser segundo tanto de la tarde, pero su rechace tampoco pudo ser aprovechado por Caffa. Fue poco antes del descanso, en el minuto 41, cuando Roversio empujaba en el segundo palo un balón placentero y con la portería vacía. Así se llegaba al descanso, con la sensación de tener los deberes hechos y el personal feliz por disfrutar de buen juego, goles y aroma a goleada.
Sin embargo, el arranque del segundo tiempo trajo la versión más suave y relajada del Betis. Aún así, la Ponferradina apenas puso en apuros a Goitia y el paso de los minutos devolvió el partido al guión inicial. Rubén Castro primero, y Caffa después, calentaron a los suyos para evitar sufrimientos innecesarios. A medio gas, sí, porque en ocasiones esta categoría sí lo permite a quienes marcan las diferencias. En estas Mel empezó a mover el banquillo, para darle a Ezequiel minutos con el primer equipo y regresar a ese falso sistema de 4-3-3. Para ello, retiró a Caffa justo después de renunciar a hacer el tercer gol tras un servicio magnífico al segundo palo de Rubén Castro. Juande fue el elegido para oxigenar el centro del campo del Betis. El tiempo fue dando opciones casi de patio de colegio para redondear el resultado, pero el exceso de confianza lo evitaron. Para desesperación de Pepe Mel. Salva Sevilla, Rubén Castro, Emaná... Fue en la última jugada del partido, cuando Rubén Castro selló la goleada tras un disparo de Ezequiel, que fue repelido por Piña. Lo importante era ganar y demostrar que la convulsión institucional y económica sigue sin afectar a este grupo de profesionales. Que ya es bastante..