Un chispazo, una delicatessen, una obra de arte en tres toques fue suficiente para alumbrar la primera parte en un coliseo de Heliópolis con ganas de Feria y de Primera. Pase de Dani Ceballos perfecto, control de Jorge Molina con el pecho, un recorte en seco y disparo medido, con comba, al palo más alejado de la meta defendida por Bono. Un golazo que bien vale una entrada. La Primera división está un poco más cerca.
El gol llegó poco antes de la media hora de partido. No fue la consecuencia de un dominio apabullante del Betis, pero sí es cierto que el conjunto verdiblanco creaba peligro cada vez que merodeaba el área rival y estuvo mejor que el Zaragoza. Portillo entró mucho más en juego que en otros partidos, se asoció bien con Kadir, al que le puede faltar todavía un poco de físico tras llevar tanto tiempo parado, pero que tiene un calidad innegable. La presencia de Dani Ceballos en el doble pivote genera más desorden táctico en el medio, pero también proporciona más caudal ofensivo al equipo. El balón llega más rápido arriba y con más peligro.
El Zaragoza dejó bien claro en Heliópolis por qué no está peleando este año por el ascenso. Es un equipo muy tosco, grande, torpón. Le cuesta tener la pelota y todo su fútbol se resume en tratar de que el balón le llegue de alguna manera a Borja Bastón. Pese a todo, tuvo dos ocasiones claras en la primera mitad, una en las botas de Bastón, que mandó fuera una pelota con todo a favor, y otra doble ocasión de Pedro, que primero sacó Adán y después rechazó el poste.
No hizo mucho más el Zaragoza en la primera mitad. El Betis dominó, fue mejor y se marchó al descanso por delante en el marcador. Era justo. Aún pudo irse con más renta, pero Bono le sacó una pelota increíble a Rubén Castro, que remató de cabeza a bocajarro tras un gran pase de Kadir. La jugada empezó en las botas, una vez más de Portillo.
También hubo tiempo para la polémica en la primera mitad. El árbitro dejó sin señalar dos penaltis muy claros, uno en cada portería y ambos por manos, en caso del Zaragoza de Rubén y en el del Betis de Bruno.
El Betis dominaba y controlaba y la victoria debía caer por su propio peso. La segunda mitad comenzó de la mejor manera posible para el Betis. Una jugada por la derecha termina con un magnífico centro de Molinero, que hoy ha cuajado posiblemente su mejor partido con la camiseta del Betis, y remate franco en el área pequeña de Rubén Castro. Vuelve a marcar el delantero canario y ya suma 22 goles. Se celebró de manera especial en la grada. La afición sabe que necesita a Rubén y, desde luego, no ha dejado de apoyarlo en ningún momento. La grada y Pepe Mel tienen gran parte de culpa de que Rubén Castro siga marcando y aportando cosas, aunque se le sigue notando lejos de su mejor nivel.
El segundo tanto del Betis llegó en el momento justo, nada más empezar la segunda mitad, para quitarle de la cabeza al Zaragoza cualquier ilusión por remontar el partido. De hecho, tras el tanto, el equipo maño apenas creó peligro en la portería de Adán. La sensación de riesgo llegaba en más ocasiones por falta de entendimiento o nerviosismo de los propios defensas verdiblancos, que por acierto de los delanteros zaragocistas.
El tercer tanto, poco después de la hora de partido, resolvió el duelo y agigantó la fiesta en Heliópolis al grito de "volveremos, volveremos otra vez..." y "es de Primera, el Betis es de Primera". Jorge Molina recogió un pase de la muerte de Rubén Castro, que se equivocó en el mano a mano contra el guardameta del Zaragoza. El central maño le dio una segunda oportunidad y ahí el canario no perdonó. Buen pase a Molina y decimocuarto tanto del delantero de Alcoy. En Heliópolis se vio hasta la ola. Quién lo habría dicho hace apenas una vuelta.
El partido estaba ya tan cómodo que hasta Mel se permitió el lujo de probar a Cejudo durante veinte minutos en el lateral izquierdo. Casado cumplió, pero sigue sin ofrecer garantías. Mel empezó a pensar en el próximo partido contra el Alavés y reservó también a un fatigado Dani Ceballos. Otro buen partido del utrerano al que le suelen salir bien las cosas, pero que nunca regatea con el esfuerzo. Vadillo también tuvo diez minutos.
La goleada se remató con otro tanto de Rubén Castro. Broche de oro. Fiesta por todo lo alto en el Villamarín que arranca la Feria de la mejor manera posible. Una Feria de Primera.