Nadie sabe aún si al Betis le ha venido bien o mal el parón liguero por los compromisos internacionales. Tampoco lo sabe Gustavo Poyet, que tiene por delante una semana con su primer gran examen desde que aterrizó en Heliópolis el pasado mes de mayo. El inicio no ha sido el esperado y no solo por haber sumado un punto: la imagen fue casi la opuesta a la pregonada en su presentación.
Poyet, ya con su plantilla de 25 jugadores totalmente cerrada, prepara el choque en Mestalla con la intención de no prolongar las críticas durante más tiempo y empezar a ganarse la confianza de la afición... de todos los integrantes del club. De hecho, hay quienes dudan de si es el adecuado para encabezar este proyecto preparado y bien trabajado por Miguel Torrecilla.
Los partidos ante el Barcelona y el Deportivo no dejaron ver esa mano de entrenador que tanto estaba esperando el beticismo, que hubiera un cambio con el pasado más reciente. Y la vida, hasta la fecha, sigue igual. Poyet tiene claro que hace falta paciencia, pero los aficionados quieren exigencia desde el primer día... y resultados positivos. Un tropiezo en Valencia metería en serios apuros al Betis a pesar de estar en la tercera jornada y dejaría la cita frente al Granada en muy importante, a varios días vista del primer derbi de la temporada.
Aunque aún falte, los béticos no quieren vivir otro día negro en el Sánchez-Pizjuán. Esta temporada hay mucha gente nueva en ambos equipos y la historia puede cambiar. O no. Pero para llegar en la mejor forma posible el Betis de Poyet debe dar un golpe el próximo domingo y regresar de tierras valencianas con los tres puntos. El choque ante el Granada de Paco Jémez, que también está dejando muchas dudas, sería menos vital. Un examen más pronto de lo debido para Poyet, que ahora sí debe convertir la paciencia en tranquilidad.