El sueño cumplido de Sergio León

Muchas tardes se han evaporado desde el 27 de marzo del año 2010. El tiempo avanzó con su inexorable cara sin piedad para seguir dejando atrás huellas de esperanza. El citado día Sergio León debutó con el Real Betis Balompié en una soleada tarde de primavera hispalense. Con 21 años recién cumplidos a sus espaldas saltaba al Benito Villamarín. Imberbe y con mirada inocente recibió las instrucciones de Víctor Fernández con atención antes de estrechar las manos con Juanma y ocupar su sitio en el terreno de juego. Han tenido que pasar siete años para que ese anhelo imborrable vuelva a repetirse. 

Aquel Sergio León que apenas jugó 26 minutos ante el Girona poco tiene que ver con el actual. Con esfuerzo, trabajo y en silencio evolucionó superando mil y un obstáculos. Sin oportunidad de permanecer en el primer equipo, el delantero emigró a Cataluña para enrolarse en las filas del Reus, donde permaneció un corto espacio de tiempo. Dice la canción de Manolo García que 'nunca el tiempo es perdido' y Sergio aprendió que para progresar a veces tienes que sumergirte en caminos pedregosos. Como los campos de la Segunda B. A base de goles continuó ignorando las voces de fracaso y se agarró a una noble promesa. Fichó por el filial del Elche de donde salió cedido a Real Murcia y UE Llagostera para volver nuevamente a la escuadra ilicitana.
En la localidad alicantina su nombre iba cobrando fuerza. Llegó al primer equipo y hace dos temporadas se convirtió en el pichichi de Segunda División. Aquella categoría que le vería debutar en 2010. Sergio León tenía un sueño y una promesa que ya se puede decir que ha cumplido. Esto es lo que decía hace escasamente un año: "Mi ilusión es jugar en Primera División. Se lo prometí a mi padre cuando me fui del Real Betis. Me marché al Reus con el objetivo de dar un paso atrás para dar dos hacia adelante en el futuro. Se lo dije a mi padre cuando ya estaba enfermo: 'Papá, jugaré en Primera'. He tenido la mala suerte de que no lo podrá ver en persona porque falleció, pero se lo debo. Pues qué mejor manera que volver a Primera y en el Betis".
Sergio ya no le 'debe' nada a su padre. Esta campaña recién concluida brilló en Pamplona y esta próxima temporada proseguirá en la élite pero luciendo 'su' escudo en el pecho: el del Real Betis. El tiempo avanzó pero León lo hizo con él. Dejó a un lado el abatimiento para mejorar como persona y como futbolista. Hoy Sergio volverá a enfundarse la zamarra de las trece barras con el orgullo del deber cumplido. Todo esfuerzo tiene su recompensa. Una manida frase de fácil pronunciación pero de complicada ejecución. Sergio León lo ha conseguido. Ha alcanzado su sueño.