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El Carranza se viste de Villamarín

María Trigo

La afición del Betis ha vuelto a dar una lección de pasión por unos colores este martes en el duelo de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey contra el Cádiz, de un amor incondicional que está fuera de toda duda y que fue en aumento cuando en el tramo final del duelo el triunfo verdiblanco estaba cada vez más claro. 

 Los 1.000 béticos que estuvieron en las gradas del estadio Ramón de Carranza no estuvieron callados ni un segundo. Cantaban tan fuerte que sólo se les escuchaba a ellos. Cualquiera podría pensar perfectamente que el feudo amarillo era el Benito Villamarín
De hecho, casi al final del encuentro entonaron el famoso "que bote el Villamarín" y saltó, saltó en esa esquinita verdiblanca de Carranza. Desde allí llevaron en volandas a los suyos antes, durante y después del partido, cuando se tuvieron que esperar a que todo el campo se quedara vacío para poder abandonarlo. 
Durante el mismo, sus cánticos fueron muchos y variados, empezado por el himno, pasando por el "forza Real Betis", el "arriba Betis campeón" o el "dale alegría, alegría a mi corazón". Un repertorio muy variado que se vio frenado en momentos muy puntuales cuando el pique sano entre las aficiones de ambos equipos entró en escena. 

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