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Ganar o ¿morir?

Basilio García

Quique Setién se la juega en Las Palmas. Esa es la realidad pese a que si uno mira la clasificación el Real Betis está en una de las mejores posiciones de los últimos años a estas alturas, pero el fútbol a veces, más de las debidas quizás, no son sólo resultados sino sensaciones.

De hecho, el cántabro es uno de esos entrenadores que no se cansan de pregonar que las formas son incluso más importantes que los números, por lo que ahora tendrá que apechugar cuando las maneras que muestra su equipo enervan hasta al bético más tranquilo.
El Betis viene de una semana muy difícil tras caer eliminado bochornosamente de la Copa del Rey, y enfrente tendrá a otro equipo de camiseta amarilla y calzona azul para alimentar aún más el fantasma.
La evidente sangría defensiva hace del verdiblanco un equipo vulnerable, pero eso no es óbice para exigirle al equipo que este domingo salga a ganar al campo de la UD Las Palmas, un equipo inferior, que va ya por el tercer entrenador, está en puestos de descenso y, además, recibe incluso más goles que el Betis.
Será un partido especial para Setién, que regresa a la que fuera su casa y donde se hiciera un nombre como entrenador de Primera División, pero de donde no salió de la mejor manera por sus desavenencias con el ‘curioso’ presidente amarillo, pero sobre todo porque puede marcar un punto de inflexión en su futuro. Tiene que ganar el Betis, y da igual que lo haga por lo civil o por lo criminal. Tiene que ganar y, preferiblemente, dejando la portería a cero aunque eso ahora mismo parezca un imposible.
Para ello recupera el cántabro a Feddal. El marroquí no está al cien por cien, pero ha estado tan mal la defensa durante su ausencia que su alineación se antoja necesaria aunque no esté ni a la mitad de su mejor nivel. El resto del once, a priori, será el de gala teniendo en cuenta las bajas, con Sergio León como único delantero tras la enésima lesión de Sanabria, salvo que reserve a Guardado debido a algunos problemillas físicos.
Enfrente está un equipo que vive una situación aún peor. Paquito Ortiz, interino, se pone al mando de la UD Las Palmas. Los canarios han tenido que cortar por lo sano la lamentable etapa de Pako Ayestarán –siete partidos y un solo punto-, pero huele a Segunda División a kilómetros.
Paquito, que no es el del palo blanco de toda la vida, tiene una papeleta ante sí que pasa por recuperar a un equipo hundido que, para colmo, ya sabe que no podrá volver a contar con su extraño fichaje estrella, ya que el exsevillista Vitolo se volvió a lesionar y no vestirá más de amarillo. Tampoco podrán estar Halilovic y el exbético Momo.
El entrenador temporal de los amarillos, que se ha deshecho en elogios con Quique Setién, apostará precisamente por una columna vertebral plagada de hombres de la casa, prácticamente lo que queda de la campaña del cántabro.
Una cuña de la misma madera, pero un escollo que el Betis tiene que solventar sí o sí para que una pizca de normalidad regrese a Heliópolis. Y para que el entrenador que no hace tanto era idolatrado –prematuramente, claro- recupere algo de crédito ante una afición que está harta de ver a su portero recogiendo balones de las redes.

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