El Real Betis recibirá al Leganés este lunes en horas bajas, con una retaguardia y un cuerpo técnico mermado por sus bajas. No solo el devenir deportivo ha señalado a la defensa, sino que habrá que mirar al banquillo para ver cómo las sanciones han golpeado al equipo en una de las citas más trascendentes de la temporada.
Este será el segundo y último encuentro que Quique Setién y Eder Sarabia deberán ver a los suyos desde la grada, tras sendas expulsiones recibidas en el partido ante el Athletic. Como ya hicieron en el derbi sevillano, los dos generales del equipo presenciarán el partido ante la imposibilidad de comunicarse con el banquillo, como cita el Código Disciplinario de la RFEF.
Según el artículo 56 de dicho reglamento: "cuando la suspensión recaiga sobre un técnico, esta implicará, además de las prohibiciones antedichas, la de situarse en las inmediaciones del banquillo y la de dar instrucciones de cualquier índole y por cualquier medio a los que participen en el encuentro". Una prohibición que volverá a recaer el peso de la planificación en Marcos Álvarez y Fran Soto, quien tan bien lo hicieran ante el Sevilla.
Los preparadores físicos se erigirán como los coroneles que tomen las decisiones, ante la ausencia del Capitán General, en la que se antoja como uno de las citas más importantes de la temporada. Con Europa en el horizonte Marcos Álvarez será quien lleve la batuta de los suyos por segunda vez consecutiva, ante la imposibilidad de Setién de ni siquiera de acceder al vestuario, esperando repetir la misma suerte que en el pasado fin de semana de Reyes.