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Betis
3-2
Leganés

Por siempre, Rubén

Rubén celebra el gol ante el Leganés (Foto: Kiko Hurtado).
Gabriel Galán

Ahí lo tienen. Estaba escrito. No podía ser otro. Ese minuto 83 del Betis-Leganés no es histórico, pero casi. Rubén Castro, sí, Rubén Castro. Como en los últimos años, no se sabe cuántos. No dudó en coger el balón para lanzar el penalti. Lo que hacía antes de irse a China. Lo que sigue haciendo en su vuelta al Heliópolis. Qué feliz es el bético con Rubén. Qué feliz es el bético cuando gana su equipo.

Porque con Rubén el Betis es mejor, Sergio León es mejor y el triunfo siempre está más cerca. Aunque sea con sufrimiento, puro Betis. Un gol del canario de penalti vale al Betis para creer en Europa, para avisar a muchos, para prolongar una fiesta que dura ya más de una semana. Y ahora, que venga al Barcelona. Eso sí, para que el Betis gane tendrá que marcar al menos cinco goles. O que venga un defensa de verdad, otro Feddal.
En el partido que vio Setién durante la semana su Betis tenía que ser paciente y el Leganés haría algo así como hizo el Levante: esperar, rezar y asustar. El Betis cumplió su papel muy bien hasta ese despiste al final del primer tiempo que le metió el miedo en el cuerpo. Porque el Leganés bastante tenía con estar puestecito sobre el césped. Cualquier movimiento inesperado era una tragedia.
Y así llegaron los goles del Betis. Un error de Dos Santos, que no supo jugar el balón, acabó en los pies de Sergio León. Una cabalgada hacia la gloria rota por la parada de Cuéllar, pero apareció Tello como un galgo. Rapídisimo el catalán para llegar al rechace y, mejor aún, para marcar. Otro gol de Tello, que ha vuelto a sonreír en las últimas semanas en el Betis.
El 1-0 no sonó como el gol de Tello en el Sánchez Pizjuán, pero casi. Otra vez botando el Villamarín porque la exigencia parece haber cambiado. Fuera y en el césped, aunque Brasanac, que no tenía cláusula del miedo, hizo eso mismo, meter miedo. Menos mal que Adán sacó una mano providencial porque el Leganés, sin nada había rozado el empate.

Nervios y... Rubén

El toque y toque del Betis entre defensas y portero ya empezó a gustar menos a pesar del resultado, sobre todo cuando Adán se sacó de la chistera un pase espectacular sobre Joaquín. El portuense, como en sus mejores tiempos, se plantó ante Cuéllar y volvió a marcar varias jornadas después. Sergio León se fue a abrazar a Joaquín aunque algún mensajito le diría. Ese pase de gol era clarísimo, pero menos mal para el Betis que el disparo del extremo acabó en la red. 
Más fiesta en el Villamarín, que ya preparaba una ovación casi histórica en el descanso. Y en estas apareció Gumbau para silenciar por unos segundos a todo el barrio de Heliópolis. Vaya zapatazo del canterano del Barcelona para firmar el 2-1. El poste, otras veces amigo, fue esta vez un enemigo de los verdiblancos.
El Betis salió de vestuarios contento, pero sesteando demasiado. No mató y casi lo paga, porque con esa defensa cualquier momento es bueno para meter la pata. El Leganés, otra vez sin nada, se encontró el empate gracias a un gol de Eraso, pero todo el mundo estaba viendo que el Betis no iba a ganar.
Todos, menos uno. Llegó el minuto 75. 2-2 y Marcos Álvarez llamó a Rubén. Era su día día, otra vez su día. Como si alguien tuviera escrito lo que iba a ocurrir. Y claro que ocurrió. Tras un aviso de cabeza, llegó la jugada. Amrabat sacó una mano e Iglesias Villanueva pitó penalti. 11 jugadores y el balón sólo podía llegar a uno. Ahí estaba Rubén. Lo demás ya se sabe: 3-2, tres puntos más y el Betis, sí quiere, si se refuerza bien, luchará por Europa. Y en parte será gracias a Rubén. Por siempre, Rubén.
 
 

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  1. Uno cualquiera

    Qué grande eres Rubén,qué grande eres Betis,que el ritmo no pare,con esta actitud y este estado de forma creo que se verá un gran partido de fútbol el próximo Domingo,me encantaría ver incar las rodillas al todo poderoso FC Barcelona en el villamarín.