El éxito de Fabián Ruiz en el Betis ha costado mucho sudor, algunas lágrimas y sufrimiento. Y ha sido, en parte, gracias al apoyo incondicional de una figura muy importante en su vida. Su madre es una referencia en muchos sentidos y un pilar por el que luchar cada día. Por eso cada premio, cada regalo va para ella.
- ¿Qué consejos te ha dado tu madre cuando ibas a renovar?
- Ella siempre mira por mí. Aunque ella quiera que me vaya o me quiere, sólo me dice que mire por mí y que haga lo que siente de verdad, porque al final es donde voy a ser feliz. Lo que me gusta es el fútbol y no puedo irme a un sitio y estar triste, o quedarme y estar triste. Me dijo que me apoyaría en todo momento y está claro que a ella le gustaba que me hubiera quedado. Ella es de Sevilla, es bética desde chica y quería verme disfrutar en el Benito Villamarín con mi gente.
- ¿Le has dado algún regalo como jugador?
- Todo lo importante que tengo se lo doy. Ella me ha ayudado desde pequeño a poder ser futbolista. La camiseta del debut en Lugo la tiene en casa enmarcada, las botas del gol en el derbi también las tiene puestas y al final todos los detalles simbólicos de mi carrera se los tengo que dar a ella. Porque por ella estoy aquí.
- ¿Cómo lleva ella que seas tan conocido?
- Todavía se extraña cuando voy por la calle y me paro para hacerme fotos con la gente o que digan ‘Fabián, qué bueno eres’. Me ve como un hijo normal y corriente y no está acostumbrada. Cada partido que me ve en el estadio y me ovacionan pues todavía se emociona. La alegría de una madre siempre va a estar ahí.
- ¿Y cómo llevas tú esa fama?
- Soy un poco tímido, no me gusta la faceta del cachondeo como a Joaquín, por ejemplo, aunque dentro del vestuario sí tengo. Soy un tío corriente, que no me creo nadie y sigo saliendo con los mismos amigos y la misma gente. Esto no puede cambiar a las personas.