La segunda derrota del Betis esta temporada en el Benito Villamarín dejó un sabor muy amargo en la grada, que se esperaba un partido plácido ante el Valladolid. Pero se encontró todo lo contrario: un equipo muy bien trabajado que se llevó los tres puntos ante un Betis nefasto y negado. Y se cansó al final, con unos pitos de los que hacían tiempo no sonaban en Heliópolis.
El gol de Antoñito en la primera parte fue un aviso, silenció al estadio aunque el sonido apareció después con el pitido de Alberola Rojas para el descanso. Los primeros pitos, pero no los últimos, porque lo peor desde la grada estaba por llegar.
Aunque hubo mucho empuje en la segunda parte, en la que el Betis fue un quiero y no puedo, el tiempo fue transcurriendo y los pupilos de Quique Setién no encontraron la forma de hincar el diente. Muchas jugadas por las bandas, por dentro, pero sin pólvora arriba ni disparos, muy pocos para lograr el empate ante un rival que se agazapó muy bien junto a Masip.
Esa sensación de peligro del Betis se esfumaba cuando el balón entraba en el área del Valladolid, que aguantó perfectamente el 0-1. La poca prolongación en el segundo tiempo ya calentó a la grada, que enfureció con el pitido final. ¡Un fuera, fuera' que de nuevo ha aparecido en el Benito Villamarín.
si no coje el equipo Serra como el año pasado nos vamos a pique y lo sabe todo el que está cerca del equipo el año pasado bajo al vestuario i......