Bien haría Lorenzo Serra Ferrer, cuando regrese a Sevilla de su viaje a México para fichar al joven Diego Lainez, si no hay sorpresas, correr hacia otro sitio para firmar a un nueve. Uno que marque diferencias, aunque luego juegue de central. Que el Betis tiene por delante unos días complicados y a la vez ilusionantes, pero un despiste en Anoeta pueda echar al traste el sueño de la Copa. Porque el 0-0 es un aviso sin ser mal resultado del todo. Sin nueve, o con un nueve nuevo, valga la redundancia, este Betis debe ganar en San Sebastián. O al menos empatar con goles.
Sin contar a Sergio León, que no cuenta para Quique Setién, Sanabria ha demostrado que no puede estar en un Betis de verdad. Y Loren ha perdido todo lo que tuvo el año pasado. Queda muy poco de ese canterano que apareció casi como un crack. A lo mejor el chaval no tiene sólo la culpa de lo que le está pasando. De tener una ocasión a falta de dos minutos, a un compañero en mejores condiciones y decidir tirar. Tampoco en 10 minutos se puede conquistar Roma. Ni Heliópolis. Por eso urge que Serra traiga, sí o sí, ya o ya, otro delantero. La gestión posterior con cuatro atacantes en la plantilla ya queda en manos de Setién.
El cambio de sistema dejó un partido con más aire, más espacios, donde el Betis, porque tiene más calidad, supo moverse con cierta comodidad. Pero de nuevo faltó ese punch en los metros finales, ese disparo desde lejos que asustase a Rulli, ese último pase al hueco y correcto. Con esas, el Betis fue mejor que su rival, que sólo inquietó a Joel Robles en una acción de Sangalli que salvó con los pies Mandi.
Con William Carvalho como jefe de maniobras, la idea de Setién de dejar dos centrales y acumular más gente por medio fue buena, pero sin velocidad ni desborde por las bandas todo es más complicado. Francis se sintió cómodo por la izquierda y Barragán tardó en notar su inactividad, aunque el peligro de verdad llegaba cuando Joaquín o Lo Celso intervenían en las jugadas. El portuense se sacó un buen remate que acabó en el larguero. Sanabria marcó pero estaba fuera de juego.
Con el Betis presionando y claro dominador, apareció Jaime Latre. Para quien no sepa quién es, fue el árbitro del partido. Una amarilla de color naranja para Zaldua y luego perdonó la segunda amarilla a Zubeldia por un manotazo a Francis. Era amarilla, y expulsión, porque después si sancionó con tarjeta a Mandi. Dos jugadas muy parecidas y diferente castigo. Aún así, el Betis estaba tranquilo, el resultado no gustaba mucho pero el partido estaba para hacer algún gol. Lo tuvo Guardado y Rulli se sacó una de esas manos que tanto gustan al portero de la Real, que hizo muchas cosas extrañas con el balón en los pies... y en el aire.
Tras el descanso el partido siguió igual, con Rulli como gran protagonista. Aunque los béticos bien pueden dar las gracias a Joel Robles en una acción salvadora ante Juanmi. Era gol, pero no lo fue. Como también las ocasiones del Betis, los disparos de Lo Celso y un mano a mano de Tello con Rulli tras un pase excelente del argentino. Si el Betis tuviera un goleador de verdad...
Porque así es más difícil todo, aunque vaya cumpliendo pasos. Aunque el resultado quede abierto para Anoeta y allí el Betis pueda hacer más de un gol. Pero si Serra es capaz de hacer malabares y traer un nueve para ese día, todo irá mucho mejor para el Betis. Los sueños, sin goles, son imposibles.