Fue una probatura. Un experimento digno del Quique Setién de antaño. Pero es cierto que, ante el Alavés, el sistema del Real Betis cambió ligeramente. Aunque el cambio fue de un solo rol, las consecuencias fueron variadas y positivas tras realizar el balances. Y es que desapareció por completo la referencia ofensiva. Ni Loren ni Sergio León, negados casi de cara al gol, saltaron para jugar ante los albiazules. Fue Lo Celso el encargado de situarse en la punta de la lanza ofensiva verdiblanca. Y el Betis fue otro, mucho mejor que en los meses pasados.
Como si de un creador absoluto se tratara, el argentino hizo de ariete bético ante la sorpresa de casi todos. Sus cualidades, muy técnicas, le colocan como un mediapunta con una calidad innata. Sin embargo, el entrenador cántabro quiso sorprender a su rival. Es cierto que, a lo largo de la temporada, los equipos han sabido contrarrestar a la figura referente del Betis. Los bajos números de los delanteros béticos se deben a la baja precisión de cara a portería. Pero también la actuación de la defensa contraria provoca que estos no puedan jugar con comodidad. Anclados entre los centrales y siempre perseguidos y presionados, no son capaces de crear espacios tras la zaga que puedan aprovechar el resto de compañeros. El juego bético, por tanto, se estanca en tres cuartos, ofreciendo un fútbol muy estático y con escasa fluidez de movimientos.
Es ahí donde quiso cambiar el rumbo de los suyos. Con la exclusión de un delantero ante el Alavés, dio la orden a Lo Celso de que actuara en una posición diferente. Le otorgó el rol novedoso de falso nueve, al que se aferró como si hubiera jugado así desde pequeño. Ese rol es una figura que deambula por delante de la defensa rival, creándoles problemas y dando fluidez a sus compañeros de las bandas. En el Villamarín, los extremos vieron cómo se creaban espacios tras la defensa alavesista, al retrasar el falso nueve su posición para recibir.
En la imagen, puede comprobarse cómo Lo Celso arrastra a Laguardia, central que quedaba en la zaga. Maripán, descolocado por una jugada previa, permitió al argentino deshacer la línea de contención vitoriana. Ante esa situación, los laterales cubren el carril central para evitar una situación manifiesta de gol. Así, ambos flancos del campo quedaron al descubierto, mientras Jesé y Lainez se perfilaban hacia dentro. El perfil de ambos provocaron el desborde a los laterales para superar una última línea debilitada por los movimientos del falso nueve. Los carrileros gozaron así de un espacio muy extenso para llegar a línea de fondo y ser una amenaza más.
También se favorecen los mediocentros. En el caso de la pasada jornada, fueron William y Canales los beneficiados. El cántabro pudo intercambiar la posición con Lo Celso cuando el argentino retrasaba su posición. De esta forma, la defensa rival tuvo un jugador más al que atender en los últimos metros, desviando parte de su atención de los peligrosos —carrileros y extremos—. La amplitud del dibujo de Setién es clave en la actuación del falso nueve. Los dos carrileros permiten al equipo ocupar todo el terreno de juego. Siempre hay conexiones posibles, disfrutan el poseedor del cuero de, al menos, dos opciones de pase. Lo Celso, además, se une la construcción del juego desde la base y es capaz de acabarla por medio de su nuevo rol.
El nuevo Betis busca también los contraataques mediante la bajada de la posición del falso nueve. Este llega al centro del campo para recibir, mientras los extremos lanzan el contragolpe adelantándose a la defensa. La zaga rival queda descompuesta tras la presión ejercida sobre Lo Celso, mientras que sus espaldas son más frágiles al no estar adecuadamente situada. Además, los carrileros estiran el campo gracias a estrechez de la línea de contención rival.
Ya en el final de la jugada, el falso nueve acaba llegando cuando la defensa ha sido superada para actuar como referencia y ariete. El gol bético ante el Alavés fue el claro ejemplo de a lo que puede llegar a ser Lo Celso en el fútbol. Y también lo es de que Setién puede haber dado con la clave final. La reconversión de su sistema tiene ahora la oportunidad definitiva. El falso nueve podría haber llegado para quedarse, y su primera actuación invita al optimismo.