La locura de un bético en Miami llega hasta su matrícula

Ya lo dice su himno, "mucho más allá de la frontera, siempre habrá alguien que diga viva el Betis manquepierda". Así es la pasión del beticismo, en la que poco importan los resultados o la distancia. Incluso si del Benito Villamarín te separan 7.000 kilómetros. Historias como la de Álvaro Ortega, un amante de las trece barras.

El sevillano ha recorrido el planeta desde los 18 años. Hace una década ya salió en televisión y sus tres hijos salieron con la camiseta del Betis. Por aquel entonces prodigó tanto amor por las trece barras que incluso llegó a los dirigentes de la entidad y ellos le ofrecieron montar una peña bética, de la cual ahora es presidente.

Álvaro Ortega lleva 21 años en Miami, la mitad de su vida. Ahora posee cinco empresas allí, que lo han consolidado como uno de los empresarios más significativos de la ciudad. En una de ellas es socio de un sevillista, aunque Álvaro revela que "es buena gente".

Álvaro Ortega y su matrícula del Betis: "Del Sevilla Fútbol Club no se puede, pero del Betis sí"

Tal es su amor por las trece barras que hasta en el coche lleva una matrícula del Betis. Algo que sí está permitido... "Claro que sí se puede. Del Sevilla Fútbol Club no pero del Betis sí se puede", relata entre risas en Andaluces X América. Una pasión que enamoró hasta su propia mujer, Jane, que relata cómo se vive en casa. "En casa si no eres del Betis no te dan de comer. Yo soy de Puerto Rico pero me han hecho bética".

Jane, la mujer de Álvaro: "En casa si no eres del Betis no te dan de comer"

Ahora en la Peña tienen poco más de diez socios, aunque en cada partido rondan la treintena de aficionados. Sus hijos salieron los tres con la camisetas del Betis en el programa de hace diez años y el propio club le hizo esa petición especial. El propio Álvaro iba al estadio desde pequeño y ahora va cada vez que vuelve a Sevilla.

Una pasión que no tiene límites y que abandera a 7.000 kilómetros de distancia. En la Peña Bética de Miami y hasta en la matrícula de su coche. A sus hijos y a su mujer. Esa es la historia de Álvaro Ortega, un bético enamorado de su club.