Sobrio se toma uno una copa tranquilo. Y sobrio se tomó el Real Betis el choque ante el Portugalete (0-3), lo que le bastó de sobra para decantar su pase a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Casi sin despeinarse, sin sobresaltos, sólo plantándose serio ante un enemigo de ínfimo nivel que apenas pudo generar alguna esperanza a su afición.
Esta nueva Copa del Rey proclive a los modestos hay que afrontarla en serio si no se quiere pegar el petardazo. El Betis no despreció al rival y fue a por el partido desde el principio, dejándolo encauzado en el primer tiempo, abrochado al inicio del segundo y con el lacito puesto al final con tres goles de Alex Moreno, Loren y Joaquín.
La puesta en escena resultó la apropiada para la tesitura que implica el nuevo formato del torneo. El Betis tomó el mando del encuentro a base de tocar la pelota ante un rival metido en su área. Las pocas veces que el Portugalete intentó elevar la presión se encontró con la superioridad técnica verdiblanca.
Aun así no resulta fácil hilvanar el juego frente a quien se arremolina en torno a su portería, por mucha diferencia de calidad que exista. En un campo con el césped rozando los tobillos, los de Rubi adolecieron de falta de profundidad por la derecha y se obcecaron un poco con entrar por el centro en un área que parecía la pista de baile de una discoteca a las dos de la mañana.
Aleñá, por primera vez titular, se animó con la primera ocasión en el minuto 6 en un disparo atajado por el meta local. Y Tello tuvo otra poco después del primer cuarto de hora. Se intuía que el dominio iba a fructificar y fue precisamente Aleñá quien asistió a Alex Moreno para que éste se estrenara como goleador de la mejor forma posible.
Control y disparo a la escuadra a la primera para poner las cosas en su sitio. La sobriedad del Betis acrecentaba su manejo de la contienda, sobre todo por la incapacidad del Portugalete para generar nada en ataque.
La única vez que lo hizo, en el minuto 35, se encontró casi sin quererlo con una increíble ocasión de Alberto Gómez. Inexplicablemente, su disparo a dos metros de Joel Robles se marchó a la izquierda de la portería. El inesperado lance hizo que los locales se vinieran un poquito arriba, aunque la llegada del descanso paralizó cualquier atisbo de sorpresa.
Por si alguien tenía dudas, Loren remató con un magnífico cabezazo un córner de Tello nada más iniciarse la segunda parte. El partido había acabado. Ni arranques de orgullo del Portugalete ni vainas. Los de Rubi se dedicaron a mover el balón sin dejar que el contrario hiciera mucho más que correr detrás.
En esa tónica cabe destacar la labor del canterano Edgar, el mejor del partido liderando la salida de balón y haciendo que al Portugalete se le abrieran todas sus costuras. Las ganas y la calidad técnica de Aleñá fueron la otra gran noticia para Rubi.
Bien es verdad que con algo más de profundidad se hubiera visto una goleada, pero ni falta que hacía. Entrenamiento con público al que Joaquín, que entró en el tramo final, puso la guinda con otra definición marca de la casa. Y a pensar otra vez en LaLiga Santander, donde las cosas serán mucho más difíciles sobre el césped.