Tres meses después, vuelve el fútbol al Benito Villamarín. Y lo hace de una forma insólita. Esta vez el Real Betis no estará alentado por sus fieles seguidores en las gradas. Será extraño ver sin público el estadio, con público simulado en la televisión. Algo que, por muy raro que resulte, no es nuevo en Heliópolis.
Lo que ahora se ve por televisión ya lo 'inventó' el Real Betis hace casi tres décadas. Hay que remontarse al 24 de febrero de 1993, cuando la selección española volvió al Benito Villamarín para disputar ante Lituania un duelo clasificatorio para el Mundial de 1994.
Por aquel entonces la FIFA impedía la venta de localidades de pie. Puesto que ni Gol Norte ni Gol Sur tenían asientos, estas zonas tuvieron que quedarse vacías. La Federación barajó distintas soluciones y en lo primero que pensó fue en instalar asientos provisionales en dichas tribunas. Pero lo desechó enseguida por resultar muy complejo, caro y arriesgado, ya que no había ninguna certeza de que el público fuera a llenar esas gradas.
Por ello, optó por colocar unas lonas simulando al público que fueron situadas tras las porterías para evitar que se viera el cemento. El seleccionador nacional, Javier Clemente, muy preocupado con este asunto, reconoció que: "Los carteles que se han colocado pueden parecer de cachondeo, pero son necesarios para que los jugadores se sitúen. Cuando hay público existe una referencia óptica de tiro y no habiendo nada se pierde esa referencia".
Con ese insólito paisaje la selección española derrotó por 5-0 a Lituania. Marcaron Cristóbal, Baquero, Beguiristáin, Christiansen y Aldana. Acudieron al Villamarín unas diez mil personas. Las lonas, en las que aparecían pintadas las caras de los supuestos espectadores con colores muy vivos, fueron, lógicamente, la comidilla de la noche. Preponderaba el verde, algo que gustó a un público mayoritariamente bético, y según algunos comentarios jocosos fue lo que provocó el despiste inicial de los lituanos, que a los 17 minutos ya perdían por 3-0.
Dos meses más tarde, en el mes de abril de 1993, volvió la selección al campo del Betis. El día 28, miércoles de Feria. La primera vez que el combinado nacional jugaba en Sevilla en días de farolillos. Esta vez el rival fue Irlanda del Norte y desaparecieron las lonas tras las porterías. La experiencia anterior no había convencido a nadie. Se permitió que en las primeras filas de las tribunas de Gol se sentaran unos pocos aficionados, pero por encima de ellos ya no hubo otra cosa más que localidades vacías.