Un error se carga el plan de Pellegrini

Un error, prematuro y evitable, se cargó el plan de Pellegrini para llevarse el derbi centenario de LaLiga Santander entre Sevilla FC y Real Betis en el Sánchez Pizjuán. Hubiera sido el refrendo inapelable a la regeneración emprendida en lo que va de 2021 por el técnico chileno y dejar medio visado el pasaporte para Europa, pero en este tipo de partidos no vale con competir. El Betis compitió y aun así se fue de vacío ante un rival que tampoco demostró ser mejor sobre el césped.

Tan indudable es que Pellegrini le ha cambiado la cara a su Betis como que sigue teniendo que pelear con la lacra de los errores individuales. Pasó en diversos partidos de la primera vuelta, cuando la irregularidad llamaba a voces a los fantasmas. Pasó el pasado lunes ante el Alavés en una mala primera parte. Y volvió a pasar en el derbi, precisamente donde menos puede pasar.

En este caso no bastaron los recursos a los que se apeló en otras citas. Ni llegó la letalidad en la llamada Zona Cesarini ni desde el banquillo llegaron las soluciones. Las dudas que fue capaz de crearle al Sevilla en el planteamiento inicial las fue disipando el propio Betis. Y, pese a todo, a punto estuvo de empatar la contienda en un final de zarpazos de orgullo.

Pocos partidos de éstos se dirimen por la superioridad de un contendiente. Y mucho menos en la igualdad con que se llegaba a éste. Desde el pitido inicial, el cuadro verdiblanco se puso en jarras, como se debe en un lance de eterna rivalidad. Bien plantado en el campo, haciendo buena su presión alta para robar muchos balones y cortocircuitar la construcción ofensiva del Sevilla. Sin una música primorosa en ataque, el Betis era un acordeón bien afinado en defensa.

La nota discordante de un acordeón bien afinado en defensa

Hasta que un despiste de los centrales, y la precipitada y mal medida salida de Joel pusieron la nota discordante. Sin hacer absolutamente nada, el Sevilla hacía prisioneros con un gol sobrevenido. El golpe, no obstante, no descolocó en exceso al equipo bético, que mantuvo la serenidad que le ha contagiado su entrenador a base de naturalidad, y perseverancia en el plan ideado.

Cuentan los que lo ven trabajar a diario que ésas son las principales entre sus virtudes: no cambiar el paso aunque las cosas se tuerzan, no entrar en pánico e insistir en su plan. Y eso hizo su equipo, que parece haber interiorizado el mantra del Ingeniero. El Betis no vio desvirtuarse su sostenibilidad atrás y generó alguna oportunidad franca para el empate, pese a la poca incidencia en el juego de hombres importantes como Canales o Fekir.

Pellegrini retocó el plan con cambios que tampoco movieron demasiado el árbol de un Sevilla pertrechado por su seguridad. Una seguridad que no había estado tan clara en el inicio del encuentro se fue espesando. A pesar de ello, el Betis lo intentó y pudo lograrlo pero no fue suficiente para que el plan de Pellegrini saliera bien. Europa sigue a tiro, aunque sólo se llega sin errores groseros.