Con permiso del reputado periodista sevillano que ha acuñado la frase, la tomamos prestada para ilustrar la clave del triunfo del Real Betis en Mendizorroza ante el Deportivo Alavés: "En el área manda el Panda". Y añadimos que en la banda manda Joaquín. El veterano capitán verdiblanco salió en el tramo final del encuentro para cumplir con su rol de forma sublime y Borja Iglesias hizo lo propio para rubricar una victoria que vale su peso en oro.
Son tres puntos más, está claro, pero su valor se deriva de diversos factores: devuelven al Real Betis a la línea emprendida hasta el choque ante el Villarreal CF, lo ponen mirando claramente hacia arriba en la tabla de LaLiga Santander, legitiman más aún el plan de Pellegrini y, lo que es más importante, dan un fruto que casi se escapaba en un partido en el que los verdiblancos perdonaron demasiado.
Este Real Betis juega bastante bien al fútbol. Como dice Pellegrini, eso debe multiplicar las opciones de ganar los partidos. Pero esto, LaLiga Santander, va de mucho más que de jugar bien a la pelota. Va, sobre todo, de meter un gol más que el rival. Y si desperdicias tus oportunidades y das facilidades defensivas todo se hace sumamente complicado. Aun así, la perseverancia tuvo premio. Bueno, la perseverancia y, de nuevo, la sabiduría del técnico chileno, que cambió el signo final con los cambios de Joaquín y Borja Iglesias en los últimos minutos.
El cuadro verdiblanco sigue dando demasiadas opciones ofensivas no forzadas al enemigo, aunque en este caso el Deportivo Alavés de Calleja fue Mimosín, un pescado en blanco casi temeroso que produjo poco y ni siquiera aprovechó lo que se encontró por los errores ya tristemente habituales. Los vitorianos no están en el pozo de la tabla por casualidad. Es más, si enfrente hubiera estado otro rival la cosa quizá hubiera pintado más oscura.
Y el cuadro verdiblanco continúa desperdiciando demasiadas oportunidades, algunas de ellas clamorosas, como la que tuvo Canales antes de ser cambiado y pagar su frustración con la sudadera y la espinillera. Todo eso lo sabrá Pellegrini mejor que nadie y seguirá trabajando para pulirlo. Mientras tanto, su habilidad para manejar los recursos de que dispone le mantiene el crédito intacto. Porque ganando todo es más bonito.
Lo bien que jugó el Real Betis en muchos momentos tardó 88 minutos en traducirse en el marcador. Mucho menos tardó Joaquín en darle un sopapo gordo a los que lo ven como a un futbolista cuasi retirado que se dedica ya anticipadamente al show business. Cuarenta años le pesarían a cualquier futbolista como un ancla en los muslos, pero el portuense tiene una genética privilegiada y un talento inacabable. Por eso puede hacer en su casa lo que quiera los miércoles por la noche. Ver un programa de televisión o comerse tres cuñas de chocolate.
Con tres detalles ratificó, una vez más, que sigue pudiendo darle mucho al equipo de sus amores. La última tentación de Pellegrini podrá ser no ponerlo tanto como Joaquín querría, pero demostraciones como la de Mendizorroza le dan el valor muchos quieren arrebatarle en sus últimas dentelladas de buen fútbol. Borja Iglesias le dio la réplica marcando en casi el único balón que tocó. El partido probó que al Betis le hacía falta alguien que mandara en el área y en la banda. Y ahí, de momento, siguen mandando Joaquín y el Panda.