Ser bético requiere mucha pasión pero también una pizca de locura. Una pasión que derriba muros, traspasa fronteras y atraviesa corazones. Da igual la etnia, el lugar de procedencia, la clase. En el Benito Villamarín son todos bienvenidos. La casa de benditos y malditos, de creyentes y ateos. La dulce morada de hasta un aficionado que nació a 2.000 kilómetros de distancia pero que ya no conoce otra forma de vida que no sea la de su Betis. Se quedó prendado del verdiblanco, pero también de la Feria, La Macarena, el Puente de Triana... y hasta de "las cervezas fresquitas".
Este es el segundo capítulo de la particular historia de Junior, un aficionado belga que se enamoró de una sevillana, cuya familia le permitió conocer al Betis por primera vez. Desde hace algo más de 15 años viaja cada fin de semana desde Charleroi para ver a su equipo. Sea cual sea el resultado, luego emprende su viaje de vuelta para volver al trabajo el lunes. Un 'veneno' que le ha hecho recorrer media Europa junto al equipo, desde Rennes hasta Milán, Leverkusen o Luxemburgo.
Y para particularidades, su peculiar 'relación' con el presidente Ángel Haro. En su encuentro con ElDesmarque, Junior revela cómo le manda cada Navidad una caja al máximo mandatario del Real Betis, con chocolate belga, vasos de Charleroi y hasta alguna cerveza. "Pienso que el presidente no sabe ni quién será el belga este...", relata Junior. ¿Quieres conocer la historia completa? Pincha en el vídeo que encabeza la noticia.
🛫 Charleroi 🛬 La Macarena 🏟 Benito Villamarín 💚
😜 ¿Y es que... qué son 4.000 kilómetros por disfrutar del Betis? La bonita historia de Junior, un aficionado belga cuya pasión por las Trece Barras no conoce límites (incluye vídeo)https://t.co/F5SRTzc7jt
— ElDesmarque Betis (@eldesmarque_rbb) November 12, 2021