La fiesta por la clasificación a la final de la Copa del Rey del Real Betis salió a las puertas del Benito Villamarín. En la noche del 3 de marzo, los béticos esperaron la salida de los coches de los jugadores para vitorearlos, cantar y recibirlos como auténticos héroes.
El primero fue el portero del club verdiblanco, Joel Robles, que desde dentro de su coche cantaba y golpeaba al ritmo de los gritos de la afición: "Joel, Joel, Joel", aludiendo al famoso cántico "oé, oé, oé". También salieron otros jugadores como el centrocampista Guido o el segundo entrenador, Rubén, vitoreados por la afición bética.
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