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Bota de Oro en un Mundialito, una camiseta de parte de Neymar y autógrafos: Rubén Bravo, el 7 del Betis

Álvaro Borrego (Desde LaLiga Promises)

LaLiga Promises Internacional es una oportunidad idílica para ver el fútbol puro. El de cantera, el de la calle y el patio del colegio. Chicos desinhibidos, con desborde, desparpajo, chispa y mucha magia. En un deporte tan maniatado por la técnica, siempre es placentero disfrutar de jugadores distintos, especiales. Los que buscan el uno contra uno, driblan, llegan a línea de fondo y rompen líneas a través de su regate. Chicos como Rubén Bravo, el '7' del Real Betis.

Natural de Huelva, el chico de la generación del 2009 comenzó muy pronto a corretear con un balón entre los pies. Un jugador que sobresalía desde una edad temprana, cuando por edad no podía jugar siquiera en categorías inferiores. Con apenas cuatro añitos comenzó a coquetear con la pelota y ya con seis se ganó la bota de oro y el premio al mejor jugador en un mundialito de Portugal. 

Un torneo en el que se destapó como un jugador único, distinto al resto. Tal fue su proyección en aquel mundialito que, como cuentan a ElDesmarque, los más pequeños y otros algo más mayores le paraban para pedirle autógrafos y fotografiarse con él. Un fenómeno que llegó a otros países incluso. Como curiosidad, la de unos brasileños que le regalaron una camiseta de Brasil con el nombre de su estrella alegando su parecido futbolístico a Neymar JR.

El Real Betis, uno de los equipos con mejor organigrama de cantera, se fijó en su valía y lo firmó para los prebenjamines. Un relato poco usual, que vislumbra una desgrana a una de las perlas del equipo que dirige Álvaro Infante, aunque la travesía para quemar estas primeras etapas no son fáciles.

800 kilómetros semanales por jugar en 'su' Betis

Detrás de cada jugador hay una historia desconocida, un relato de superación que únicamente las familias conocen. Cuentan que por el fútbol deben renunciar a mucho tiempo, con cuatro viajes semanales de ida y vuelta entre Aljaraque y Sevilla. Más de 800 kilómetros a la semana que merecen la pena si es por cumplir el sueño de un niño.

Un chico que sueña con que un día las cámaras de televisión estén en el Benito Villamarín y no en LaLiga Promises, aunque es el mejor escaparate para comenzar. Rubén Bravo, un tipo con desparpajo, pura chispa y un relato que merece la pena si se alcanza su sueño: crecer de la mano del Real Betis.

Rubén Bravo, jugador del Betis de LaLiga Promises

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