La irrupción de Juan Cruz ha brindado al Real Betis un soplo de aire fresco. El paso adelante de un chico que la plantilla necesitaba. Un perfil diferente, casi inexistente en la plantilla actual y que sin lugar a dudas, si es que su valía así lo confirma, debe ir ganando protagonismo con el paso de las semanas.
De sobra es conocida la calidad de este Betis por dentro, con jugadores con la calidad de Canales, Fekir, Rodri o William Carvalho, capaces de romper líneas a través de su conducción o con el filtro de pases. No obstante, esa acumulación de hombres en el interior hace que precisamente el equipo se volviese muchas veces previsible, sin clarividencia en las ideas ante un rival que se encierra e incapaz de generar espacios o tener profundidad más allá de las coberturas ofensivas de Álex Moreno.
Porque Luiz Henrique es un jugador muy hábil en la conducción, pero no ese tipo de brasileño con velocidad y vértigo que todos esperaban. Tampoco lo llega a ser ya Joaquín, quien marca diferencias con el balón en los pies pero que con 41 años no está para partidos de ida y vuelta. Un perfil que antaño ofrecía Cristian Tello y que ahora ha recuperado el Betis con la irrupción de Juan Cruz.
Un chico con descaro, vértigo y desborde. Un jugador con esa pizca de picardía, desparpajo o valentía que tan falta hace en partidos atascados. Para llegar hasta la línea de fondo o atacar por dentro y ofrecer más alternativas en ataque. Así se lo hizo saber Pellegrini antes de entrar, insistiéndole en la necesidad de buscar los uno contra uno. Alternando su posición, llegando hasta la línea de cal, buscando centros, sorprendiendo metiéndose por dentro o imprimiéndole verticalidad al equipo. Y si encima marca...
Un futbolista, Juan Cruz, que ha caído de pie en el Betis. Recientemente renovado hasta 2025, al de Quilmes se le augura un rol aún más protagonista en los duelos que están por venir. Por su perfil y por su valía, que comienza a ser decisiva en pos de los intereses del equipo.