Víctor Camarasa vuelve a sonreír. El centrocampista regresaba este viernes a un terreno de juego después de 305 días en el dique seco por una grave lesión en el tendón rotuliano. Había que remontarse al 21 de enero de este mismo año para vislumbrar su última aparición en un campo de fútbol, cuando disputase unos minutos en el triunfo a domicilio ante el Espanyol. Una grata noticia para el jugador, que por fin ve la luz al final del túnel.
Un día que debe ser un punto de inflexión en la carrera del futbolista, deseoso de dejar atrás su calvario con las lesiones. Lo cierto es que desde 2019 prácticamente ha encadenado una lesión tras otra. Primero fue el muslo, una gravísima lesión de rodilla, más tarde sufrió molestias en la corva... y en última instancia tuvo que pasar por quirófano por una nueva lesión en el tendón rotuliano. En total son más de 600 los días que ha estado de baja desde su llegada al Real Betis.
Un futbolista que llegó incluso a valorar la retirada. "Ha habido días de llegar a casa de entrenar y quedarme media hora en el coche diciendo 'no puedo'", llegó a decir hace unos meses.
El club, cuidadoso como el que más, quiso tener un gran gesto con el futbolista, renovando su contrato y permitiéndole recuperarse de su lesión en sus instalaciones. Tanto que ahora vuelve a soñar incluso con que el propio Betis le haga ficha, si no hay refuerzos, y pueda ser un argumento más para este tramo final de temporada. Sea como fuere, y a expensas de coger ritmo de competición, la de Camarasa fue la mejor de las noticias del duelo ante la Atalanta.
Tanto que hasta sus compañeros tuvieron un detalle con él. Especial llamativo el gesto de Nabil Fekir y Borja Iglesias, quienes se acercaron a abrazarle cuando entraba al terreno de juego, conscientes de lo que esto suponía para él.