El extremo brasileño del Betis Luiz Henrique Rosa da Silva, autor del gol de la victoria bética ante el Rayo Vallecano (1-2), sigue dando pasos agigantados en su adaptación al fútbol europeo y, a fuego lento y de la mano del técnico chileno Manuel Pellegrini, apunta cada día más al futbolista que deslumbró en la filas del Fluminense.
El parón por el Mundial de Qatar, para el que el punta de Petrópolis entró entre los 55 preseleccionados de Tite, quien finalmente no lo convocó, ha supuesto para Luiz Henrique un punto de inflexión para acelerar su puesta punto y su adaptación como ha mostrado en los dos últimos partidos ligueros del Betis ante el Athletic de Bilbao y Rayo.
Si ya ante el conjunto vasco mostró su cartas y su madurez al pedir jugar tras el duro golpe que le supuso la muerte de su padre, el extremo brasileño se destapó ante los vallecanos con el que, quizás, ha sido su mejor partido como verdiblanco desde que llegó el pasado verano a cambio de unos 13 millones de euros desde Río de Janeiro.
Luiz Henrique, con 22 años recién cumplidos el pasado 2 de enero, aterrizó en el Benito Villamarín tras una despedida multitudinaria del Maracaná en el derbi carioca del Fluminense ante el Botafogo, un día que calificó entonces de "muy especial" y que marcó el inicio de su andadura europea.
Con un contrato hasta el 30 de junio de 2028 y una cláusula de rescisión de 100 millones de euros, el punta llegó a Europa con el aval de sus 118 partidos oficiales con el club de Río de Janeiro tras incorporarse a las categorías inferiores del Fluminense en 2012 y debutar con el primer equipo en agosto de 2020.
La concentración bética en tierras austriacas a comienzos del pasado julio fue el inicio del trabajo concienzudo de Pellegrini y su equipo técnico para poner a punto a este futbolista que había sido seguido de manera discreta por la dirección deportiva bética que comanda Antonio Cordón, quien ya auguró que sería "un jugador muy especial".
No obstante, para llegar a serlo es preciso, salvo excepciones, ese periodo nada fácil de adaptación a exigencias físicas y tácticas muy diferentes y, además, hacerlo a la velocidad y resultados requeridos por la competición y ante el escrutinio permanente de la grada y los medios de comunicación.
Así, Luiz Henrique ha ido macerándose, asumiendo conceptos defensivos y de ubicación en el campo, para lo que ha contado siempre con la ayuda de pesos pesados en el vestuario bético como el capitán Joaquín Sánchez, el mexicano Andrés Guardado y compañeros en el ataque como Borja Iglesias o su compatriota William José.
Junto a ellos, el brasileño ha sido aleccionado y dirigido por el equipo de Pellegrini con su segundo, el argentino Rubén Cousillas a la cabeza, y 'trabajado' física y tácticamente hasta lograr un nivel que, salvo contingencias imprevistas, puede llevarlo a ser uno de los jugadores revelación de la temporada española.
La calidad la traía de serie, como demostró con el repertorio de controles, pases y regates de elegido como el que se marcó ante el rayista Fran García y el remate desde el borde del área, imposible para el portero macedonio Stole Dimitrievski, el que le dio los tres puntos a un equipo que ya suma 28.
Luiz Henrique, el vigesimoséptimo brasileño que viste la camiseta del Betis desde que el primero, el delantero del Vasco de Gama Wilson Moreira, llegara en 1958, ha jugado once partidos como titular en Liga en la presente campaña y en todos, como mantienen sus valedores, ha ido siempre a más.
La dedicatoria al cielo de su gol en Vallecas, genuflexo al marcarlo y al final del partido en el círculo central, fue el colofón de un partido en el que Luiz Henrique fue ensalzado por Pellegrini, quien explicó que el brasileño era "un jugador que cometía errores lógicos de concepto al inicio". "Lo mantuvimos porque le veíamos mucho potencial en sus cualidades técnicas", destacó el entrenador de Santiago de su trabajo a fuego lento.
Si cuaja en el Betis, saldrá de aquí como un verdadero crak
Gran acierto de la dirección deportiva, jugador por el que ya pregunta varios equipos de Europa. Sigamos así, buen trabajo en silencio y humildad.