Mateu, Lahoz no puede con Canales

Mateu fue más Mateu Lahoz que nunca. Canales volvió a ser Canales, el mejor Canales en mucho y sólo en un tiempo; y el Real Betis (casi) volvió a ser el Betis más decente de Pellegrini. Poco más o menos, ésa fue la historia del importante triunfo ante el Real Valladolid (2-1) en la jornada 22ª de LaLiga Santander, que sigue auspiciando el sueño europeo y que pone de manifiesto que crisis, lo que se dice crisis, parece que no acaba de haber en Heliópolis. Porque Mateu, Lahoz no puede con Canales.

Con la estela de los puestos UEFA Champions League fresca y consolidado en los de UEFA Europa League, este Betis de Pellegrini ha espantado su bajón de juego y resultados. Ha enlazado de nuevo dos victorias y ha devuelto por fin la satisfacción del triunfo a sus aficionados, que vibraron con un equipo que, mejor o peor, compite bien y siempre.

El arbitraje de Mateu Lahoz, arbitrario valga la raíz del término, no pudo con el conjunto verdiblanco, puesto que sus activos principales desnivelaron la balanza. En este caso, Canales, Juanmi y Ayoze, cada uno en su medida, demostrando que si no es uno es otro; y, si no, el de la moto, pero este Betis dispone de muchos argumentos para vencer y convencer, o casi.

La deriva de los arbitrajes de Mateu

La deriva que han tomado los arbitrajes de Mateu Lahoz, especialmente desde el Mundial, resulta digna de estudio. Siempre ha sido un colegiado especial, por su locuacidad y afán de protagonismo, si bien su nivel técnico ha ido descendiendo hasta el punto de dar grima. La ley de la compensación, que tanto daño ha hecho siempre al arbitraje, lo terminó de rematar en el Villamarín este sábado. Porque vale que cometa errores, pero que los intente enmendar después con más errores...

Eso y una muy elástica manera de aplicar el "jueguen jueguen" convirtió su actuación en algo cercano al disparate. Por momentos desquició a los dos equipos, que apenas podían discernir qué era falta y qué no. Y, sobre todo, por qué. Probablemente la presión del Villamarín por sus últimas actuaciones ante los verdiblancos, con la herida aún abierta de la expulsión de Canales en Cádiz, no le ayudó. Menos, con su particular carácter.

La magia de Canales

Lo cierto es que su actuación no afectó lo suficiente al Betis como para impedirle recuperar una buena imagen que diera continuidad a lo de Almería. El conjunto de Pellegrini se pareció más a sí mismo que en muchos de los últimos partidos, en gran parte gracias a Canales. Su magia ha vuelto para anonadar a sus aficionados y deslumbrar también a todo aquel que disfrute con el buen fútbol. Tres goles en tres partidos seguidos por primera vez en su carrera futbolística. Y, más importante aún, vuelta a ser el faro bético.

Su visión inspiró el juego de su equipo y fabricó el tempranero gol de Juanmi, su don de la oportunidad casi le da un gol que impidió el palo y su templanza convirtió el penalti del psicológico segundo gol antes del descanso. En la pausa se quedó en el vestuario con molestias, si bien su trabajo ya estaba hecho: devolverle al Betis su identidad y confirmar que ha vuelto después de un tiempo muy desdibujado.

Su labor se vio complementada básicamente por la de dos hombres, uno nuevo y otro renacido: este último es Juanmi, cada vez más parecido al Oh, Juan Miguel que lo hizo referente de la afición antes de su inoportuna lesión. El malagueño está donde nadie lo ve y eso multiplica su valor en el juego que quiere Pellegrini. El nuevo es Ayoze, quien provocó el penalti del segundo gol en una gran jugada personal y dio muestras de lo mucho que puede aportar también a lo que quiere el chileno.

Los mejores minutos del Betis

No en vano, entre ambos pudieron haber sentenciado ya el partido en el inicio de la segunda parte. Fueron los mejores minutos del Betis después de una primera mitad en la que dominó más, pero en la que también sufrió un cuarto de hora del mejor Valladolid del partido. Ahí llegó el empate pucelano en una polémica jugada con posible falta a William Carvalho, que los locales protestaron como los visitantes protestaron el primer gol de Juanmi por posible agarrón a Kike Pérez.

Tras el 2-1 pareció que el Betis en la segunda parte iba a acabar con el debate por el triunfo. Sin embargo, sin la misma efectividad que hace unos meses, el bloque de Pellegrini perdonó y tuvo que sufrir ante un Valladolid que se fue creciendo y encontrando la portería de Claudio Bravo. El chileno respondió en lo que le tocó. El otro chileno, el entrenador, había acertado antes con los cambios, principalmente quitando a un Abner al que Mateu le había perdonado la segunda amarilla y a un Guido menos sólido que como suele ser habitual.

También dando entrada a Joaquín, quien siguió haciendo historia y también sus cositas, por mucho que Mateu no viera las patadas que le dieron. Al no haber sentenciado antes, el tramo final tuvo su punto de dramatismo, aunque el Betis supo sufrir y amarró una victoria fundamental para seguir soñando con la misma legitimidad con Europa.