Gordillo: "El Betis me ha dado más de lo que yo le he dado a ellos"

Rafael Gordillo ha concedido una entrevista a los compañeros de Jot Down Sport. En ella, no ha tenido pudor en hablar sobre temas de su vida, su paso por el Real Madrid y su trayectoria en Heliópolis. 

“Cuando firmé por el Betis, estaba loco de contento por vestir la camiseta porque nunca pensaba en llegar a ser futbolista”, comenta Gordillo sobre sus inicios. La importancia de su padre en su vida como deportista ha marcado al exjugador del Betis: “Mi padre siempre me ha apoyado. Una vez me fui del Betis por un enfado que tuve, me metí a trabajar de mecánico, siempre he sido un poco rebelde. Sobre todo antes, tenía otra mentalidad. Me cabreé por los entrenamientos, porque el campo estaba muy lejos, en San Juan de Aznalfarache, yo qué sé. Y dejé el Betis por el taller, pero duré tres días”.

La temporada de su debut coincidió con la primera Copa del Rey, pese a que él no pudo disputarla ya que había jugado un partido de la competición en el Betis Deportivo: “La final de Copa la tuve que ver a pie de campo, vestido de paisano, con los compañeros que nos perdimos la cita. Era un aficionado más. Y no me dio rabia, de verdad que no. Yo era del Betis, un aficionado, estaba loco. Aparte de ser futbolista del Betis, es que llevaba siendo un aficionado toda la vida”. 

Sus primeros pasos en el primer equipo del club verdiblanco fueron de gran impacto para el que fuese jugador del Betis: "¡Que yo me sentaba con Rogelio, Benítez y García Soriano! Y Biosca, Cardeñosa, Bizcocho… aquello era más que un sueño”. 

Su marcha del equipo de Heliópolis estuvo marcada por significativos problemas económicos del club: “En el 77 empiezo y digo que haré lo que mi club me pida. Cuando me voy del Betis, no quería hacerlo en ese momento. De verdad, ya tenía veintisiete años. Pero ya llevaba mucho en el Betis, tenía tres niños, mi mujer, irme a Madrid era lo último que quería”.

“El Betis tenía un problema económico que yo no conocía tan profundamente. Cuando me expira el contrato, nadie en el club me ofrece nada y el Madrid se entera de que el Betis no me quiere. ¿Qué ocurría? Que la directiva se había avalado con patrimonio personal y tenían que recuperarlo”, comenta Gordillo.

Aquellos años en el Betis a nivel deportivo no fueron del todo buenos: “En mi primera etapa como jugador del Betis, pasé mi peor momento como futbolista. Bajar a Segunda División fue lo peor que viví en mi club. Teníamos un equipo muy bueno, además, había ganado la Copa del Rey y con grandes jugadores, pero tenían que haber retocado un poquillo al equipo”.

“Echaba mucho de menos mi tierra y en las fechas de la Feria nos habían dado permiso. Le dije a mi mujer que podía viajar y que cogiera los trajes de flamenca. Me llamo Ramón Grosso porque don Manuel Fernández me quería su despechado. «¿Usted se ha ido a la Feria de Sevilla?» Sí, don Manuel, le digo. Llevábamos mucho tiempo sin ir y me hacía ilusión vestir de flamenquito a los niños, ver la feria. Y él, que no se podía reír conmigo porque perdía la discusión, me puso una multa de veinticinco mil pesetas. A lo que le respondo: «Si llego a saber que es esa cantidad, me quedo tres días más». Y me echó del despacho antes de romper a reír”, cuenta el ex jugador verdiblanco. 

Embajador del club de Heliópolis allá donde ha ido: “El Betis siempre estaba en mi boca. Cuando jugábamos por ahí, volvía al vestuario y preguntaba cómo había quedado mi equipo. Michel se alegraba conmigo. Lo peor que me ha pasado en la vida ha sido meterle tres goles al Betis, pero había que ser un profesional”.

Lo define como “complicado” de explicar su amor por el Betis: “Con todo lo que me ha dado el Betis, que es más de lo que yo le he dado a ellos, es difícil. Yo salía para divertirme, y la gente me ha dado todo. Salía muy feliz a jugar, nunca me costó ponerme la camiseta”.

Su última etapa en el Écija tras haberse retirado del fútbol: “Cuando me retiro, lo hago porque siento que ya no me quieren. Ni Serra Ferrer, por edad y veteranía, ni Lopera. Especialmente Lopera, que no me ha querido nunca. Pero yo tenía fútbol, lo sentía así. Entonces el Écija sube a Segunda División y Gregorio Conejo, directivo del Betis y que en paz descanse, viene a por mí. Esto no lo sabe Lopera, se va a enterar cuando lea esto, pero trae al presidente y vicepresidente del Écija a las puertas de mi casa para convencerme de que vuelva a jugar. Sin saber yo nada. Se entera Lopera de esto y la lía. Les dije que estaba retirado; que, si volvía al fútbol, me mataban los béticos. Allí volví a empezar”.