Adiós a 2023. El Real Betis despide este domingo otro año lleno de muchas más victorias que derrotas, de pertenencia en Europa, de muchas más sonrisas que lamentos. El club verdiblanco dice adiós a un año, posiblemente, notable, a otro año comandado (y con mucha fuerza) por un Manuel Pellegrini que encontró en Isco Alarcón, el chico que ilusionó a todo el Benito Villamarín a pesar de los pesares, el dulce idóneo tras el doloroso adiós de Joaquín Sánchez.
Otra vez en lo más alto. El Real Betis ha confirmado este 2023 ser uno de los mejores equipos, y nadie puede discutirlo, de LALIGA española. A pesar de sus pinchazos en Europa, con Old Traffor casi olvidado tras el petardazo ante el Rangers, los de Pellegrini se han consagrado en España como uno de esos conjuntos no solo que gane mucho, sino que es muy difícil que pierda. Hubo cambios, marchas muy dolorosas (como la de Joaquín Sánchez), capítulos muy desagradables (como los vividos el pasado curso), pero el escudo verdiblanco siempre se levantó: el culpable, Manuel Pellegrini.
En un año en el que el Betis pierde a una leyenda como Joaquín Sánchez, en el que cada salida del club de un hombre de importancia (todo empezó con Álex Moreno) se ha sustitudo con jugadores semidesconocidos (el último ejemplo, Luiz Felipe por Chadi) y en el que los problemas aparecían casi sin esperarlo (como aquel mensaje de Juanmi en redes sociales), todos podían pensar que el Betis caería, pero Manuel Pellegrini siempre se ha mantenido.
El técnico chileno, que ha podido cometer errores como aquella lista de inscripción para la Europa League, ha conseguido estabilizar al Betis en lo deportivo y, casi, en lo institucional. Nadie (o casi nadie) grita, nadie (o casi nadie) se queja. La estabilidad actualmente parece total.
Nadie, o casi nadie, diría que el Betis tuvo que reestructurar su plantilla el pasado verano ante los diversos problemas económicos, o que han sido varias las lesiones vividas durante el año, o que el conjunto verdiblanco llegó a ser el que más expulsiones acumuló el pasado curso. Nadie. Y todo, gracias a Pellegrini.
El premio para Manuel Pellegrini fue apostar, y con mucha fuerza tras la renovación, por Isco Alarcón. El mediapunta ex del Real Madrid llegaba al Benito Villamarín tras seis meses parado... y otros seis en el Sánchez-Pizjuán.
Su fichaje podría haber sido un auténtico fracaso, pero el malagueño ha demostrado que aún tiene mucho fútbol en sus botas. Nadie (o casi nadie) habla de su pasado en Sevilla y en el Benito Villamarín todos tienen claro que, a menos que Fekir recupere y vuelva a ser el genio que fue, el ex del Real Madrid debe ser el líder de este equipo.
Sus números son incontestables, sus actuaciones inigualables y, por si fuese poco, ahora cuenta con la estabilidad de un contrato que le asegura fútbol hasta 2027. Se dice pronto.
Sin embargo, el 2023 no solo puede ser mirado en lo deportivo (y eso que no hemos entrado en números), sino también en proyectos. El Real Betis ha unido su buen hacer en el campo con futuros de lo más ilusionantes.
El pasado mes de noviembre, el club inauguró su nueva ciudad deportiva, una de las más respetadas y admiradas de España, y, por si fuese poco, presentó el proyecto del nuevo Benito Villamarín, la futura casa de todos los béticos.
El futuro del Betis, parece, está asegurado y todo ha sido gracias a un 2023 donde Isco Alarcón puso el dulce, Pellegrini aguantó el picante y el cuerpo directivo, en su totalidad, supo hacer que el chaparrón apenas fuese una lluvizna.