Chimy Ávila: "Me voy a tatuar la Macarena y el Cautivo"
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Lleva en sus espinilleras al Cautivo de Málaga
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Chimy es religioso, taurino y amante de los tatuajes
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"Los béticos saben que estoy como una cabra"
Chimy Ávila ha caído de pie en Heliópolis. Su personalidad le ha sentado como agua de mayo a la plantilla, necesitada de carácter, ambición y futbolistas que se desfonden sobre el césped. Un jugador tan pasional como distinto, con trazos de aquellos jugadores de antaño. Taurino, religioso y amante de los tatuajes. Son sus tres grandes pasiones fuera del verde. Una manera de ser que ha calado y de qué manera entre el beticismo, respaldada también por su buen hacer en lo futbolístico. El pasado fin de semana, ante el Athletic, el ariete convertía su primer gol con la camiseta del Real Betis, de ahí que se haya convertido en el protagonista de la semana para los medios oficiales del club. Y, más allá de lo deportivo, lanzaba una promesa que ha sorprendido a los cofrades. Llevará impregnado en su piel los rostros de La Macarena y El Cautivo.
Chimy Ávila, un 'sevillano' más
"Lo próximo que me voy a tatuar es La Macarena y El Cautivo", dijo en su entrevista para los medios del club. De sobra es conocida su devoción por Nuestro Padre Jesús Cautivo... pero no de aquí. El ariete lleva la imagen del Señor de Málaga en sus espilleras gracias a su relación con su representante, Jorge Bilicich, muy vinculado con la capital de la Costa del Sol. Un fervor muy marcado para el argentino, quien a buen seguro conocerá también al Cautivo de Santa Genoveva o al del sevillano barrio de Torreblanca. También aseguró tener un hueco guardado por si gana un título con el Betis... aunque el lugar escogido "es secreto".
En su comparecencia reconoció la ilusión que le profesa visitar por primera vez la Basílica de la Macarena, aunque aguarda ese momento con cariño y lo cumplirá una vez puedan venir tanto su mujer como sus hijas. Una devoción que podrá compartir con Rubén Cousillas, segundo entrenador del Real Betis, quien visita a menudo las imágenes de la hermandad macarena, sin olvidar que el club, en el Benito Villamarín, guarda dos cuadros, del Gran Poder y la Esperanza de Triana, que custiodan el vestuario verdiblanco.
Apenas unas semanas le han bastado al jugador para impregnarse de la idiosincrasia de la ciudad. No solo le ha calado la devoción popular, sino también la manera de sentir del beticismo. "El otro día cuando estuve en la Peña en Coria y cuando empezaron a nombrar la cantidad de peñas que había por el mundo... Una peña que cumple 50 años y yo soy el invitado. Para mí fue algo especial. El Betis hace eco. Uno dice Viva el Betis y de repente se escucha en todo el mundo. Quizás cuando venía de otro rival no lo sentía, pero lo escuchaba, y ahora vivirlo en carne propia... es algo muy bonito"