Hablar de Sevilla es hacerlo de la Feria, de la Semana Santa, de Hermandades y de Cofradías. Un sentimiento religioso que en muchos casos se une con lo deportivo. De hecho, en el caso del Betis cada inicio de temporada muestra su devoción realizando una ofrenda floral, como la del pasado mes de septiembre a la Virgen de la Esperanza Macarena. Sin embargo, también en su vestuario a través de imágenes religiosas muestran su veneración. Así se demuestra con las representaciones pictóricas del Cristo del Gran Poder o la Virgen de la Macarena.
ElDesmarque ha podido entrar en las entrañas del estadio del Benito Villamarín y, entre otras cosas, ha tenido la oportunidad de dar cuenta de este respeto y culto. Algo que se ha podido apreciar incluso en los nuevos fichajes que ha realizado la entidad como el tatuaje que se realizó Chimy Ávila de la imagen de la Virgen de la Esperanza0 Macarena. También se pudo apreciar esta devoción y veneración en el malogrado presidente bético, Manuel Ruiz de Lopera.
Un hombre que llevaba en su chaqueta varias imágenes de santos y vírgenes con los que buscaba siempre dar suerte a "su" Betis. Proclamaba a los cuatro vientos su unión a la iglesia y varias hermandades y cofradías sevillanas como la de Gran Poder Bendito, Cautivo y el Nazareno de Priego de Córdoba.
Sin embargo, no es la única personalidad con la que se puede unir la religión y el Betis. Su director de Relaciones Externas e Institucionales, y también exfutbolista, Rafael Gordillo tiene un lazo especial con la Hermandad de los Gitanos. De hecho, como refleja la página web del equipo verdiblanco, durante su estancia en Madrid, echó mucho de menos las procesiones que había vivido toda su vida. Una Hermandad a la que también estuvo unido otro símbolo verdiblanco como es José María Concha.
Un lazo de unión que puede encontrarse cuando en 1958, el entonces presidente del club Benito Villamarín costeó el paso del Señor Cautivo en el Abandono de sus Discípulos. Algo que tanto la entidad como la Hermandad recordaron con emoción en 2016.