El Real Betis salvó los muebles en su visita a Kosice, Eslovaquia, y logró un resultado suficiente para dejar encarrilada la eliminatoria. Los goles de Chimy Ávila y Rodri Sánchez ante el Kryvbas brindan de cara al partido de vuelta una ventaja que bien podría ser decisiva, a priori más que de sobra para obtener el ansiado boleto para la fase de grupos de la Conference League.
Había ganas de Betis, sobre todo en el seno de la afición verdiblanca, que quiere soñar, esta vez sí, con derribar su techo de cristal y lograr por fin algo importante en Europa. Antes se debía solventar este trámite y sus hinchas, conscientes de lo que había en juego, no quisieron dejar solo a su eqiupo pese a que la travesía era prácticamente utópica.
Casi un centenar de aficionados del Real Betis hubo en la grada visitante del Kosice Arena, sin contar los muchos otros que se encontraban repartidos en otras zonas. Una hazaña casi heroica, pues ni desde Sevilla ni desde los aeropuertos cercanos había vuelos directos a Kosice. Muchos tuvieron que buscar múltiples escalas a ciudades colindantes, ya fuese a Budapest, en Hungría, o Cracovia, en Polonia, lo que hacía el viaje más difícil.
Los vuelos, superiores a los 200 euros, sin contar demás trayectos, entradas o estancia, hacían presagiar poca afluencia verdiblanca en las gradas... pero no fue así. Desde el primer momento los casi 100 hinchas del Real Betis se hicieron notar. En el sonido ambiente captado por las cámaras solo les escuahaba a ellos. Un aliento que a la postre sería importante para el buen devenir del partido.
Todo ese esfuerzo fue correspondido por el equipo, que logró un triunfo para hacerles la vuelta mucho más amena. Una muestra más del amor que le profesa esta afición a su equipo... y es que como dijese aquel el Real Betis nunca caminará solo.