El fútbol es uno de los mayores motores de cambio del mundo. Una faceta idónea de cambiar vidas, capaz de sacar de la calle a personas al borde del precipicio, abocadas al fracaso. Es lo que "cambió la vida" de Agustín Juárez, un verdadero ejemplo de superación. La historia es tan inverosímil como inspiradora. Se quedó huérfano de madre, asesinaron a su hermano, terminó robando en la calle con 12 años y pensó en dejarlo todo... pero apareció el fútbol. Ese bendito deporte que tantos relatos ha mejorado. El último golpe, el fallecimiento de su padre.
Pero la vida le dio una segunda oportunidad. La rompió en el equipo reserva y firmó su primer contrato profesional. Y de ahí a debutar en Primera con Newell's, el club de origen de Leo Messi, siendo todavía juvenil. Un caso en el que tuvieron especial incidencia Chimy Ávila, jugador del Real Betis, y sus agentes Carlos y Jorge Bilicich. Sus ángeles de la guarda.
Sus inicios no fueron fáciles. Agustín Juárez tuvo que decidir entre el fútbol o trabajar para ayudar a su familia. "Jugaba en Defensa Argentina, un club de barrio. Vivía con mi mamá y mis dos hermanos. Me quedaba muy lejos ir a los entrenamientos, por eso faltaba mucho porque vivía al costado de la ruta. Por cuestiones familiares, a los 12 años tuve que dejar el fútbol. Necesitábamos plata en casa y salía a vender medias, cortaba el pasto en los barrios y le barría la acera a la gente mayor para que me den de comer. A la tarde iba a las panaderías y restaurantes para pedir mercadería y llevar a mi casa". contó después de su debut.
Era una familia humilde pero feliz, hasta que una enfermedad se llevó a su madre en 2020. "Haciéndose diálisis a mi mamá le entró un virus, tuvo que ser intervenida operada y en la segunda cirugía no aguantó y murió. Fueron cinco meses muy duros. Tuve que tomar una decisión con mis tres hermanos. No tenía un camino ideal para un chico de mi edad. Comencé a robar y tenía mala juntiña".
Tras la muerte de su madre pudo cambiar de ciudad para marcharse junto a su padre y su madrastra. Alternó el fútbol con el oficio de albañil... y en el primer año salió campeón. "Me faltaba estado físico porque hacía cuatro años que no entrenaba, pero en el debut hice tres goles. Jugué de 9 porque era el único puesto que le faltaba al equipo, y el primer año salí campeón y goleador", agregó Agustín Juarez, que tenía que dormir en el suelo".
"Me levantaba a la mañana, salía a correr a las 6, trabajaba hasta las tres de la tarde, a las seis me iba a entrenar con el equipo de primera de Matienzo. Y a las nueve de la noche hacía una sesión de boxeo con un amigo para poder estar a tono con lo que me pedía en la Lepra”, añadía.
Su rendimiento despertó la atención de Newell's, pero no le cogieron. "Me faltaba físico. Pero me preparé para tener mi revancha, porque mi viejo (su padre) quería que jugase en Newell's".
Un año después regresó a Rosario para probar otra vez y entonces sí que le aceptaron. “En la segunda prueba metí cuatro goles. Me dijeron que me tenía que quedar para el otro día, pero no tenía dónde dormir, así que me volví y a las 3 de la madrugada salí nuevamente de Rufino para Rosario rumbo a la otra prueba. Llegué a las 8 y esta vez sí me pidieron que me quedase", contó.
Pero su vida de nuevo sufrió un revés. Su hermano Nemías, que le crió hasta los 16 años, fue asesinado mientras robaba, lo que le hizo caer en una nueva depresión... hasta que aparecieron Chimy Ávila y sus agentes. "Mis representantes Talo y Lelo (Carlos Bilicich y Jorge Bilicich) fueron fundamentales, porque me dieron todas las herramientas para que yo pueda seguir y no deje el fútbol. También Gastón Avila y Chimy Avila, quienes, junto a ellos, armaron una familia alrededor mío y me contuvieron en todo momento. Me pusieron un psicólogo fuera de lo futbolístico y me sostuvieron".
Desde entonces no paró de crecer. Aun así, la vida le tenía reservado un último golpe. También se quedó sin el apoyo de su padre, recientemente fallecido. Pero como él mismo dice, el fútbol le salvó la vida. Subió al filial y se hinchó de meter goles. Incluso firmó su primer contrato profesional... hasta que el pasado 5 de octubre cumplió su gran sueño. Debutó en Primera División con la camiseta de Newell's, participando en el tramo final del triunfo frente a Lanús.
Una historia tan conmovedora como como dolorosa, pero que por suerte tuvo un final feliz. La vida siempre brinda nuevas oportunidades. Y ahí tuvo especial importancia Chimy Ávila. El psicólogo ideal para que el chico no tirase la toalla. Agustín Juárez escuchó sus consejos, se vio reflejado en el delantero del Real Betis, cuya infancia tampoco fue fácil, y siguió peleando hasta cumplir su sueño.
Precisamente por eso el juvenil se ve inspirado en el jugador del Real Betis. Chimy Ávila, que llegó a ser acusado de "robo y tentativa de homicidio" parte de unos orígenes muy humildes en un arrabal de Rosario y ha conseguido el respeto de toda España. El argentino se vio obligado a dejar el fútbol con 18 años y trabajar de albañil hasta que le llegó una oportunidad que no desaprovechó de reengancharse al balompié.
Un nuevo debut rojinegro 🔴⚫️
Agustín Juárez tuvo anoche sus primeros minutos con la camiseta de #Newells ingresando desde el banco en el complemento.
¡Felicitaciones y a seguir trabajando que esto recién empieza! 💪🏼 pic.twitter.com/3hHR2VR7k1
— Newell’s Old Boys (@Newells) October 6, 2024